China ha pasado de ser un país misterioso y cerrado al mundo, a ser la segunda potencia mundial, tanto económica como en otros aspectos como la carrera espacial, aunque buena parte de ella se lleve a cabo en tierra. En julio de este año terminaron el radiotelescopio más grande del mundo y ahora han pulsado el interruptor de encendido.
El radiotelescopio FAST (Telescopio esférico de quinientos metros de apertura), ha tardado 15 años en construirse pero ya ha comenzado la escucha en busca de ondas gravitacionales y púlsares, así como de señales de radio de origen no terrestre, es decir, vida inteligente fuera de la Tierra.
El gobierno chino pretende que el FAST sea la punta de lanza en la escucha de señales durante los próximos diez a veinte años, y dentro de poco se le permitirá a científicos extranjeros acceder a las instalaciones para realizar colaboraciones.
FAST tiene 1,6 kilómetros de diámetro y ha costado fabricarlo 163 millones de euros. Está situado en una depresión geológica en la provincia de Guizhou y a 50 km del pueblo más cercano. Con ello se ha conseguido un gran aislamiento electromagnético que, junto a los 4.450 paneles reflectantes que lo componen, tendrá una gran sensibilidad para detectar señales extraplanetarias.
Vía: Techspot.