Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las gafas inteligentes es a la autonomía de uso. Si se quieren diseñar como gafas no hay mucho espacio para introducir batería, y por tanto no pasan de unas horas de uso si se realizan actividades como la retransmisión de vídeo. En la Universidad de Washington han encontrado la forma de que una cámara consuma 10 000 veces menos en estas situaciones.

La forma de conseguirlo es desplazar la parte del procesamiento de la imagen a un equipo cercano, con el sensor de imagen de la cámara directamente conectada a una antena de transmisión. A través de la retrodispersión de señales —que no necesita tampoco un chip de comunicación de alto consumo— se puentea la señal de cada píxel capturado a un dispositivo cercano, como por ejemplo un smartphone en el bolsillo del portador de las gafas. Ese dispositivo ya tendrá su antena más compleja y de mayor consumo, pero también un procesador digital de imágenes que interpretará y guardará la imagen que se está grabando.

El método de la retrodispersión se usa para transmitir señales de una red de motas (sensores) con datos sencillo, pero no se podía hacer con señales complejas. Los investigadores de la Universidad de Washington lo han aplicado a la transmisión de una señal de vídeo a 1280 × 720 píxeles, pero a una velocidad de 13 fotogramas por segundo. Además, el receptor debe estar cerca, a menos de unos 4 metros. Es un primer paso para lo que podría ser la forma de que las gafas inteligentes vieran vista aumentar enormemente su autonomía en ciertos casos de uso.

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Vía: EnGadget.