AMD está ya pensando más en la arquitectura Vega a 7 nm para el sector de la computación de alto rendimiento que en la actual gama alta de tarjetas gráficas de consumo. Si bien el año pasado anunció el desarrollo de un chip RX Vega Nano, de manera análoga a lo que hubo con los chips Fiji y la R9 Fury Nano de menor consumo manteniendo casi la potencia de la R9 Fury, ese chip no parece que esté cerca de llegar. Por tanto, los fabricantes de tarjetas gráficas están creando sus propios diseños nano.
La PCB de algunas RX Vega ya disponen de un tamaño mínimo, aunque la tarjeta gráfica en sí expande su tamaño para añadir más disipador y ventilación a la unidad gráfica incluida. PowerColor va a aprovechar el Computex de principios de junio para mostrar la Radeon RX Vega 56 Nano Edition, con un chip tradicional Vega 56. Es un modelo que de partida tiene un consumo máximo de 195 W, aunque las Vega se pueden configurar en tres modos: bajo consumo, normal y alto rendimiento. Por tanto, no siempre llega a esos 195 W en un uso normal, y quizás PowerColor juegue con ello a nivel de opciones. La arquitectura Vega es un poco incomprendida en este terreno del consumo-rendimiento.
La tarjeta gráfica dispone de un conector de seis pines y otro de ocho pines para la alimentación, así como un pequeño disipador —comparándolo con el de una Vega 56 de tamaño normal—, y un único ventilador para la refrigeración. Se ve que tendrá tres DisplayPort y un HDMI, que es lo normal hoy en día. Tema a parte, como en todo lo relacionado con las RX Vega, es el precio al que llegarán al mercado como no termine de desinflarse la burbuja de la criptominería —que está en ello, pero muy lentamente—.