Las cosas se empiezan a poner peliagudas para Uber a medida que se van conociendo más detalles del atropello mortal en la ciudad de Tempe (Arizona) el pasado marzo. El Consejo Nacional de Seguridad en el Trasporte (NTSB) de los EE. UU. ha publicado un resumen de cuatro páginas de la investigación, y no se lo pone fácil a la compañía. Los datos del propio coche autónomo indican que sí que detectó a la transeúnte 1.3 segundos antes del atropello, pero no pudo frenar al haber deshabilitado los ingenieros de Uber el sistema de frenado de emergencia.
Se ha hablado mucho de si en esas condiciones se podría haber detectado o no a la persona que cruzaba mal la calle, pero los sistemas de los coches autónomos sí que son capaces de hacerlo. Era más o menos obvio que el sistema de conducción autónoma de Uber tenía que haber funcionado mal para producirse el atropello, pero que desactivaran el frenado de emergencia entra dentro de una potencial demanda por negligencia a la compañía.
Además, unido a que la conductora de seguridad iba distraída usando un teléfono o tableta en su regazo en lugar de prestar atención a la carretera como era su obligación, no es extraño que Uber haya decidido paralizar totalmente las pruebas en el estado de Arizona.
El NTSB ha indicado que, por lo demás, el sistema funcionaba perfectamente, sin fallos de sistema o de diagnóstico. Aunque, eso sí, en última instancia la peatona no lo hizo nada bien al cruzar por donde lo hizo —una zona con una X pavimentada para transeúntes— y de la manera en que lo hizo, si bien el coche de Uber podría haber frenado o evitarla sin problemas en esos 1.3 segundos de reacción que tuvo... si el sistema de emergencia hubiera estado activo. El coche iba a 62 km/h, por lo que el frenado habría reducido el impacto.
Vía: The Verge.