Google es una empresa que ha comprobado en sus propias carnes que entrar en un sector tan asentado como es el de las operadoras de comunicaciones es complejo y que requiere una buena planificación allá donde llegue. Con Google Fiber llegó asegurando que podía hacerlo mucho mejor que el resto de operadoras ya asentadas, pero la ciudad Louisville en el estado de Kentucky (EE. UU.) es un ejemplo de uno de los fracasos de la compañía de los últimos tiempos.
Tras elegirla en 2017 para expandir su red de fibra óptica, la compañía ha optado por salir del negocio, pero no ante la falta de interés de los consumidores —que no era tampoco demasiada— sino por una nefasta organización en la creación de la red de fibra óptica de la ciudad. Google confirmó que había hecho un trabajo tan desastroso a la hora de crear la red, tanto con fibra óptica tirada por la ciudad para vertebrarla como reutilizada de otros, que tendría que eliminar toda la red de fibra que tiene en la ciudad y rehacerla desde cero para solucionar los problemas que tiene.
Eso ha dejado zanjas y cables de fibra óptica al aire, por lo que la ciudad de Lousville, de unos 725 000 habitantes, le va a pasar una factura a Google de 3.8 millones de dólares para dejar la ciudad tal y como estaba antes de la llegada de Fiber. Se realizarán veinte pagos mensuales para ir poco a poco eliminando fibra óptica y equipos de las calles y carreteras, la repavimentación y otras tareas de reacondicionamiento en el término municipal.
La jugada de Fiber le está saliendo muy cara a Google, teniendo en cuenta que en otras ciudades en las que se ha desplegado una red de Google se ha hecho de mejor forma. En ellas se ha utilizado una técnica de microzanjas con máquinas que crean pequeñas aberturas de 1 a 10 cm de ancho y entre 30 y 100 cm de profundidad en las que se introduce un cable, en este caso de fibra óptica, abaratando el coste de la obra. En la ciudad se empezó a desplegar la red en 2017, por lo que teniendo en cuenta que Fiber lleva operando desde 2014 es difícil de entender el desastre de despliegue que han realizado.
Vía: Ars Technica.