Dentro de los elementos que ha introducido AMD en su día con analistas financieros se encuentra la arquitectura Infinity. Es una evolución de la interconexión Infinity ya utilizada internamente en sus productos, pero la extiende para poder conectar directamente tipos de chips totalmente distintos. Como caso de uso más notable, en centros de datos le permitiría conectar directamente procesadores y chips gráficos, lo cual será muy útil para supercomputación.
Ahora mismo la compañía utiliza para conectar externamente los procesadores el protocolo PCIe 4.0, pero eso cambiaría por una interconexión Infinity externa. Se trata de la tercera generación de Infinity, y viene a cubrir los problemas de ancho de banda entre chips dentro de un mismo equipo. La industria los está intentando paliar acelerando el desarrollo de PCIe 6.0, e Intel hace uso del protocolo CXL sobre PCIe 5.0 en adelante.
La ventaja de este interconexionado directo es que se rebaja a su vez la latencia de la comunicación, pero también se asegura la coherencia de la caché de ambos chips —que tengan siempre acceso a la misma información—. Esta nueva arquitectura Infinity que permite unir CPU y GPU promete el doble de ancho de banda que PCIe 4.0 —lo que viene a ofrecer PCIe 5.0— con mejoras del rendimiento en la comunicación, pero no llegará previsiblemente hasta 2022 con Zen 4.
Vía: AnandTech.