China inició en mayor una campaña contra la criptominería que llevó a que en julio el peso del país en el sector se redujera notablemente y que el mercado de segunda mano se inundara de tarjetas gráficas. Tras el bajón inicial, el sector se ha recuperado, intensificándose la minería en otras partes del planeta. El problema continúa, pero China ha redoblado esfuerzos para expulsar totalmente a este nuevo sector económico de sus fronteras.
El país asiático ve a las criptodivisas como una amenaza a su autonomía financiera y prohibió hace meses que los bancos operaran con ellas, una prohibición que llevó a una persecución de hecho de las grandes operaciones de criptominería. En parte porque en el país también sufren una crisis energética que ha llevado a que tengan en construcción una veintena de centrales térmicas de carbón más una diversidad de proyectos de centrales nucleares y renovables.
Pero casi acaparando un 50 % de la producción de criptodivisas, el consumo eléctrico del sector en el país era muy alto. El consumo de los criptomineros es una pequeña gota en el déficit energético del país, que está tomando otras medidas para reducir el consumo en otros sectores como el acerero o petroquímico. Todo suma para ayudar a reducir la dependencia del país del carbón y cumplir con el plan a largo plazo anunciado a finales de 2020 para un futuro basado en energías renovables.
Sea como sea, China ahora está tras la caza y captura de aquellos que se han saltado el veto inicial de minar, o al menos de hacerlo a gran escala. Y como suele hacerse en el país estas cosas, es un veto no escrito con patada en la puerta y penas desconocidas para los infractores de la no ley que veta minar desde 2018. Desde entonces se han hecho redadas periódicas en el sector, sobre todo en momentos de alta demanda energética, pero lo de este año ha sido una prohibición de mucho mayor peso al implicar a los bancos.
Se habla de que las autoridades están vigilando especialmente los mineros que se hacen pasar por investigadores o científicos de datos cuyo tráfico y consumo de energía puede pasar como normal para esa actividad. Pero debido a la gente que está ocultándose de esta forma, hay algunas provincias chinas que ya han emitido órdenes para que se evite minar en instituciones públicas y privadas. Se procederán a comprobaciones periódicas para asegurar que siguen la norma.
Por otro lado, y debido a que los grandes criptomineros son solo una parte del problema, China va a activar un mecanismo de supervisión de tráfico de red en busca de indicios de criptominería irregular. Es irregular porque no está expresamente prohibida, pero lo está de hecho. A aquellos que se les encuentre minando se les cortará el acceso a internet y sufrirán penas no indicadas.
Vía: Hot Hardware.