Occidente tiene un problema energético y de salud entre manos que se extiende a países donde se fabrican los productos que consumimos y que está afectando especialmente a China. En los últimos meses ha habido presiones por parte del Gobierno chino para detener la producción temporalmente en ciertas fábricas que hacían un alto consumo energético en su región a la vez que tomaba otras medidas para reducir el uso de electricidad como una campaña contra las criptodivisas. En este último caso el país asiático las ha prohibido íntegramente (publicidad, producción y transacciones), pero en realidad solo representan una gota de agua en el uso de electricidad y por tanto emisión de CO2 de un país considerado la fábrica de electrónica del mundo.
Ahora China ha decidido tomar medidas más generalizadas al ordenar a ciertos fabricantes el cierre de ciertas fábricas en lugar de realizar «sugerencias» a unas pocas de que deberían de detenerla por problemas energéticos puntuales. La llegada del frío empieza a ser un problema para la red eléctrica china, generando apagones, la cual ha tenido que mirar a Rusia para hacerse con su gas natural a expensas de Europa —ahora mismo llega muy poquito del gas siberiano respecto al que debería llegar—, tomando otras medidas de reducción de consumo mientras termina de construir una infinidad de centrales nucleares y térmicas en el país. Aunque apuesta por reducir la dependencia de fuentes como el carbón, por ahora va a tener que mantenerlas en funcionamiento y se va a terminar de construir una veintena, pero ha prometido no construir más, centrándose en energía más limpia.
El aumento de consumo de energía ha llevado, además de a apagones, a un aumento de las emisiones de dióxido de carbono y por tanto el Gobierno chino ha ordenado a las empresas de las provincias de Jiangsu, Zhejiang y Guangdong que detengan su producción no esencial. Son provincias donde empresas como NVIDIA, Intel, Apple o Qualcomm tienen plantas propias o acuerdos de fabricación con terceros por lo que les afectará la producción de una forma u otra. Otras provincias están elaborando planes para reducir el consumo, incluyendo que los centros comerciales y la industria tenga que echar el cierre ciertos días cada mes. Se habla de que son principalmente instalaciones de testeo y encapsulado de chips.
Se da el caso de que Jiangsu, Zhejiang y Guangdong son provincias con una enorme dependencia del carbón, y cuando digo «enorme» es que más de la mitad de la electricidad que generan procede de la quema de carbón. Estoy hablando de provincias con 85 millones, 65 millones y 125 millones de habitantes, respectivamente, generando en un 60-70 % de su electricidad con carbón con decenas de centrales de 5000 MW. Para evitar problemas mayores y ante la falta de alternativas limpias, el Gobierno chino está tomando medidas preventivas para evitar la aparición masiva de esmog o niebla contaminante que tantas veces ha salido en las noticias.
A la postre, la criptominería estaba radicada sobre todo en provincias con una enorme cantidad de energía hidroeléctrica y otras fuentes limpias, por lo que su prohibición permitirá redirigirla a estas provincias. Las órdenes de detención de la producción cambiarán según la provincia, región y ciudad, si bien al menos durará hasta el 30 de septiembre. No afectará a las empresas de producción en flujo continuo cuyo coste de detención temporal sería problemático para el rearranque —procesamiento de bebidas, alimentos, materias primas como el acero, etc.—.
China también ha hecho un cribado de empresas en función de su tamaño y pago de impuestos, aunque no ha evitado que Foxconn detenga su producción parcialmente en varias ciudades de dichas provincias. Siendo el principal productor de productos de Apple, es probable que le afecte en mayor o menor medida.
Vía: Tom's Hardware.