Los centros de datos tienen un problema de velocidad a la hora de mover datos entre equipos y dentro de los mismos, y por eso en los últimos años se ha avanzado muy rápido en las dos últimas versiones de PCIe. La PCIe 3.0 data de 2010, la PCIe 4.0 de 2017, PCIe 5.0 de 2019 y PCIe 6.0 se ha escapado por los pelos de 2021 ya que la versión final ha sido publicada este enero de 2022. Esto ha introducido una nueva cadencia de dos años por versión, aunque está por ver si la PCIe 7.0 llegará en 2024 o tardarán algo más.
Esta versión introduce una nueva duplicación del ancho de banda por canal de una conexión PCIe hasta los 64 Gb/s (8 GB/s), lo que para una conexión típica de PCIe 6.0 ×16 daría un ancho de banda de 128 GB/s —o 256 GB/s bidireccionales—. Frente a los 16 GB/s de una PCIe 3.0 ×16 de 2016, el acelerón que se ha dado en el último lustro a esta conexión es más que importante. PCI-SIG destaca que PCIe 6.0 es altamente escalable, pudiéndose usar cientos de canales en una misma plataforma, de baja latencia, y estará ampliamente disponible a través de las más de 900 empresas que forman parte del consorcio.
Eso sí, para conseguir esta velocidad se ha dejado atrás el código de línea NRZ con 128b/130b que se usaba hasta ahora para usar PAM4 a nivel físico con una unidad de control de flujo (FLIT) a nivel lógico. Para prevenir errores de transmisiones se implementa corrección de errores hacia delante (FEC).
Es la misma codificación de línea usada en la GDDR6X, y una bastante añeja dentro del mundo de las telecomunicaciones, en la que se envían los bits en duplas por lo que se tiene que detectar cuatro niveles de voltaje en lugar de dos en envío y recepción a través del nivel físico. Esto hace que se tengan que introducir detectores más complejos y al final será algo que se quede para los centros de datos, o que tarde más en llegar al consumidor. Tampoco es que una conexión PCIe 4.0 aporte una mejora al consumidor respecto a PCIe 3.0, y PCIe 5.0 mucho menos frente a PCIe 4.0.
Vía: AnandTech.