Investigadores del Instituto de Tecnología de Rochester (RIT) han dado una vuelta de tuerca más a los procesadores explorando la creación de un procesador basado en ADN microfluídico capaz de realizar cálculos así como leer y escribir datos almacenados en el ADN. No es la primera vez que se emplea ADN para la electrónica, ya se hizo por ejemplo para memristencias.
Este sistema de almacenamiento se basa en las cuatro moléculas base del ADN (adenina, timina, guanina y citosina), por lo que es un sistema en base 4, en lugar de en base 2 como es el binario. Eso permite de entrada una mayor densidad de datos, que se unen a que es una solución más ecológica. Por el tamaño que ocupa, es una solución que aporta de tres a seis veces más densidad que las actuales SSD.
Esta tecnología tiene el problema de que de momento no tiene unas velocidad de funcionamiento especialmente rápida, y además tiene una alta latencia, que se tendrán que ir solventando si se quiere llevar a la práctica. De momento el principal uso de este tipo de procesador de ADN microfluídico será en dispositivos biomédicos o forenses.
Vía: Tom's Hardware.