Intel ha tenido un mal segundo trimestre del año —creo que he empezado ya tantas noticias con ello que debo ser cansino— por lo que ha puesto el modo hacha para eliminar al máximo los gastos prescindibles dentro de la compañía. Su situación no es ni mucho menos crítica, pero es necesario para sufragar la expansión de producción que tiene prevista en medio mundo. Tras varios anuncios en esta dirección, como el recorte de 15 000 empleados antes de final de año, ahora tendría la mirada puesta en el grupo de ventas y publicidad.
El recorte en el gasto en este departamento se situaría en el 35 %, según ha indicado a sus empleados en una de las muchas reuniones que está llevando a cabo con el personal para informarles del futuro de la compañía. En esa reducción de coste se incluirían los despidos pero también en el gasto de operación del grupo, por lo que habría menos anuncios y menos personal para buscar clientes. Que, en realidad, casi todo el gasto en publicidad es superfluo porque o compras Intel o compras AMD, y la decisión no se va a tomar porque veas un anuncio de una u otra en la parada de metro. También afectaría a promociones y descuentos que pueda hacer a grandes clientes.
La idea de Intel con este tipo de decisiones, según ha indicado, es la de ser «una empresa más lineal, simple y ágil con la que los clientes y socios vean que es más fácil de trabajar a la vez que mantenenos nuestra atención en las áreas en las que vemos las mejores oportunidades de innovar y de crecer». «Se trata de crear una Intel más futuro para el futuro, y nuestros socios son una parte integral de nuestros planes».