Razer ha anunciado el Basilisk v3 35k y su versión inalámbrica Basilisk v3 Pro 35k. Es un diseño para diestros, siendo un diseño grande con su tamaño de 130 mm × 75.4 mm × 42.5 mm y su peso de 101 g, o 112 g en el modelo inalámbrico. Realmente el diseño no cambia demasiado respecto al Basilisk v3 de hace tres años, así que es un viejo conocido al que Razer actualiza su sensor al Focus Pro 35k que da nombre al producto.
El sensor es óptico, de 35 000 PPP de sensibilidad, con una velocidad de 700 IPS y una aceleración de 700 G, por lo que es el mejor del mercado. El modelo inalámbrico tiene conexión Bluetooth y por receptor USB, permitiendo este último un sondeo hasta a 8000 Hz. El sensor es mucho más de lo que necesita cualquiera, porque frente a los de 26 000 PPP igual se gana un 0.2-0.3 % de precisión, que prácticamente nadie va a notar. La iluminación ARGB incluida es configurable en once zonas distintas.
El diseño es uno de los que más me gustan del mercado porque tengo la mano grande, y por eso es principalmente para agarres con la palma o garra; para yemas queda un poco alto y grande, pero es posible. Para manos pequeñas queda todo muy justo. La ruedecilla tiene un modo de giro continuo que simplemente elimina el giro por muescas. También cuenta con clics laterales, que es algo que me resulta indispensable para el día a día.
Tiene dos botones adicionales en la parte superior, y tres más en el lateral izquierdo, incluido uno que se puede asignar por ejemplo para bajar momentáneamente la sensibilidad para disparar de manera más precisa. Es una cantidad buena y justa de botones, porque además se le puede asignar una tecla para accesos adicionales, lo que Razer llama HyperShift pero que ahora todas las compañías tienen.
El precio del modelo cableado es de 85 euros u 80 dólares, mientras que el inalámbrico cuesta 180 euros o 160 dólares. Este último tiene opción de ponerle la tapa que permite que se recague inalámbricamente, pero esa tapa junto con la base de carga inalámbrica se venden por separado.