Sony anunció en agosto el mando DualSense Edge, un modelo personalizable que mejora el DualSense en diversos apartados, pero no le dio precio ni fecha de salida. La verdad es que no me esperaba que costara más que el Xbox Elite que compré hace unos cinco años, que por entonces fueron 150 euros. Pero con la excusa de la inflación, la fortaleza del dólar y siendo una consola superventas, le sube un 60 % el precio y lo sitúa en los 240 euros o 200 dólares. Se pondrá a la venta el 26 de enero, pudiéndose reservar desde el 25 de octubre en algunos países, ninguno hispanohablante.
El mando se vende con un estuche en el que se guardan tres juegos de tapas intercambiables de las palancas, dos botones posteriores adicionales, y dos palancas más. Además, los módulos de las palancas son intercambiables en caso de que se estropeen, vendiéndose por un precio de 25 euros —me imagino que cada uno visto lo visto—.
Se trata de un mando que está bien, con vibración ajustable —para quien le guste—, zonas muertas de los joysticks reconfigurables, recorrido de los gatillos, varios perfiles de botones configurables, mejora en la sensación de agarre, micrófono, etc. Pero con un precio de 240 euros, la mitad del coste del modelo de PlayStation 5 sin lector, le va a dejar unos buenos márgenes de beneficios a la compañía.