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Creo que no conozco a nadie que no le guste Futurama, y es que la serie creada por Matt Groening, que se consideró heredera de Los Simpsons, y para muchos ya ha superado a esta, se ha ganado a pulso un hueco en el salón de la fama de las series de animación para adultos. Tanto es así que consiguió volver de entre los muertos en 2023, después de diez años en el congelador, y en este 2024 demuestra que la gente tiene más ganas de Fry, Leela y Bender que nunca, y tendremos nueva temporada.

Hay una cosa que no me explico con esta serie. En mis círculos, es una de las series de humor favoritas y las críticas son abrumadoramente positivas, entonces ¿por qué siempre ha estado en la cuerda floja, con alguna cancelación que otra?. Sea como fuere, Futurama llegó a un precioso final en 2013, que ahora ya no es tan final.

Disney sigue mejorando fuertemente su cuenta de resultados en todos los frentes, siendo además una de las más beneficiadas por la pandemia de la covid-19. Durante el segundo trimestre del año ha ingresado 21 504 M$, un 26 % más respecto al mismo periodo de 2021, con unos beneficios netos de 1409 M$, un 53 % más. Pero se visualiza en el horizonte cierto desgaste en la economía por la inflación, por lo que la compañía va a tomar medidas preventivas que afectarán a los suscriptores a sus populares servicios de retransmisión.

Hulu ha estado limitado desde el principio a EE. UU. y después desembarcó en Japón, pero no ha tenido la oportunidad de crecer internacionalmente. Con la compra de la Fox por parte de Disney, la compañía del ratón ha conseguido el 70 % de las acciones de Hulu, teniendo Comcast el 30 % restante. Ahora, la compañía de Bob Iger quiere tener el control absoluto de Hulu, estando en negociaciones con ellos para completar la venta.

Tras el asalto a la taquilla de Vengadores: Fin del juego, casi todos los estudios se han tomado un breve respiro en la presentación de grandes novedades, centrándose en proyectos mucho más modestos o en series que regresan. La excepción ha sido Paramount, estudio que se ha visto un tanto relegado a un segundo plano en los últimos tiempos, pero que espera hacer caja con la adaptación cinematográfica de la saga de videojuegos de Sonic.

La campaña de publicidad de los estudios de cine y televisión se recrudece esta semana, con un número de avances mayor de lo que se ha visto en una temporada. No todos los estrenos son taquillazos o series que gozarán de una gran audiencia, pero sí que tendrán su público.

Un nuevo año comienza, mientras que los estudios disfrutan de la recaudación de una campaña navideña dominada por Aquaman. Tras esta campaña comenzará la de las películas pendientes de estreno que quieren competir por los Oscar de este año y, después, llegará la campaña de verano, que viene marcada por el estreno de Los Vengadores: Fin de juego.

George RR Martin se ha convertido en la gallina de los huevos de oro para la cadena HBO con la adaptación de su novela río Canción de hielo y fuego. El próximo año llega el esperado desenlace de Juego de tronos, aunque la cadena quiere seguir explotando la audiencia y popularidad de la serie mediante series ambientadas en el mundo de sus novelas

Comienza el mes de septiembre, y los estudios se empiezan a tomar en serio la publicidad de sus próximos estrenos, una vez está finalizando la campaña veraniega. Cuando ya no se puede rascar más en la taquilla, llega el momento de convencer al público de las bondades de las películas para los próximos meses.

Los viajes en el tiempo siempre han sido una obsesión para mi, así que siempre he leído, visto o jugado todo lo que tenga viajes en el tiempo en su argumento. Las diferentes teorías, las paradojas, la forma en la que actúan los personajes en diferentes épocas y las consecuencias de sus actos en las líneas temporales, todo eso me resulta fascinante; y es curioso que casi siempre se trata el tema de los viajes en el tiempo como algo muy serio, y así lo trataría yo si se pudieran hacer, pero siempre quedará la duda de: ¿y si ponemos a unos cafres a viajar en el tiempo?, sin que tengan el más mínimo respeto por las líneas temporales, que no se preocuparan de sus actos, etc.