Las series que produce y/o distribuye Netflix a través de su sello Netflix Original están claramente destinadas a entretener a los espectadores. No hay nada de malo en ello, salvo que en ciertos momentos cuando las ves te das cuenta de que terminan recurriendo a tópicos, pero que en realidad no desmerecen el producto final. En esa situación es donde cae la nueva serie dirigida por los hermanos Wachoswski: Sense8.
También son los creadores de la serie, y se nota que le han dado su toque personal inspirándose en todas las películas en las que han participado. Sobre todo porque además el guión está cargado de experiencias personales de los hermanos, y específicamente Lana Wachowski.
Ocho protagonistas conectados
La historia de Sense8 se centra en ocho personajes, cada uno con sus propias vidas, con personalidades bien definidas, que de la noche a la mañana se dan cuenta de que pueden compartir experiencias con otros de ese grupo de personas, incluso estando a miles de kilómetros de distancia.
Los protagonistas están repartidos por todo el mundo: Corea del Sur, EE. UU. (son dos de este país), Alemania, Inglaterra, México, la India y Kenia. Aunque al principio creen que están teniendo alucinaciones, poco a poco se dan cuenta de que en realidad pueden estar en dos sitios a la vez, aunque uno de ellos sea en forma de espíritu acompañando a uno de los otros siete compañeros. Debido a ello también pueden compartir sus experiencias, sentimientos, conocimiento de idiomas y habilidades. Y en algunos casos, ese círculo de personajes parece más bien un consultorio sentimental.
La elección de profesiones es ideal para cualquier buena historia de aventuras: un policía, una hacker, una ejecutiva experta en artes marciales, un actor experto en importantes habilidades sociales como la labia y la mentira, un experto conductor de vehículos, una ingeniera química, un ladrón habilidoso con las armas, y otra que en realidad no sé en qué es buena salvo en dar problemas al resto.
La historia va cambiando continuamente entre los personajes, al más puro estilo de El atlas de las nubes en la que está claramente inspirada, con aportes de El destino de Júpiter. Buenas críticas en Netflix a la primera película (aunque la segunda sea mala), a los actores y a los directores que permitieron al algoritmo de la compañía dar el visto bueno a esta producción.
En todo momento sabes tanto como los protagonistas
Es habitual en las series que los guionistas se centren en un momento u otro en los antagonistas de la historia. Eso no pasa en Sense8. Los protagonistas descubren en cuestión de un par de episodios lo que les está ocurriendo, pero no saben el por qué. Nosotros los espectadores tampoco lo sabemos, y eso está hecho para que la serie te enganche.
En un momento de esos dos primeros episodios da la casualidad que uno de los protagonistas es de la misma ciudad en la que tienen lugar los acontecimientos de los primeros minutos de la serie, y le llevará a investigar qué ha pasado y por qué tiene visiones. Casualidades muy casuales de la vida, y necesidad de la trama.
La serie en realidad se centra mucho en la vida privada de cada uno de los protagonistas, y si no te gustan este tipo de series, los primeros episodios te van a parecer terriblemente aburridos. La serie tarda mucho en entrar en materia, y cuando lo hace, bueno, es cuando llegan todos los tópicos de golpe.
Una serie bien llevada, pero con algunas carencias
Sense8 es una buena serie, y los Wachowski le han aportado algunos puntos diferenciadores. Por ejemplo, la protagonista llamada a salvarlos a todos y que en realidad será la heroína en la segunda temporada (estoy seguro de ello) es una transexual, un personaje que es reflejo de Lana Wachowski. No hay ningún problema en ello, pero es una evidente crítica a cómo se ve todavía a este sector de la población en EE. UU. y el resto del mundo.
También han prescindido del estereotipo de experto en artes marciales (que no puede faltar en un producto de los Wachowski) masculino y en este caso será una de las protagonistas que, por lo demás, es uno de los personajes que más me gustan. Si bien la serie recurre a muchos tópicos, tanto en los propios personajes como en la ambientación, siempre le dan una vuelta de tuerca agradable o inesperada.
Pero uno de los puntos negativos que tiene la serie es que se han excedido con las escenas de sexo. No soy un puritano, ni mucho menos. Pero creo que una escena de sexo gratuita en una serie o película, a cuento de nada, empobrece la calidad de la misma, y es lo que le ocurre a Sense8. Da más la sensación de que las meten porque los EE. UU. están consiguiendo salir de la censura televisiva y ya pueden enseñar tetas y culos. Como si de los años 80 en España se tratara.
El guión es lento al principio y coge velocidad en los tres últimos episodios. Los actores provienen de diversas películas y series (la actriz oriental Doona Bae por ejemplo viene de El atlas de las nubes), y tenemos al español Miguel Ángel Silvestre que ha pegado un auténtico pelotazo al ser elegido para su papel de Lito, un actor de prestigio en México.
La lentitud de la serie en realidad oculta una falta de un guión novedoso (y con una buena cantidad de fallos), porque a los que os guste la ciencia ficción os daréis rápidamente cuenta de ello. La única forma de evitar que nos contemos la serie (aunque claro, algunos ya nos la hemos contado) es girar la cámara hacia los protagonistas y su vida real en lugar de en lo que se han convertido y el por qué.
Un cambio agradable y que hace que entres en sintonía con los protagonistas. Pero que me hace tener serias dudas de lo que veremos en la segunda temporada, sobre todo con la forma en la que termina esta primera. Serie recomendable para ponerla en tu lista de series pendientes, aunque no le daría una prioridad demasiado elevada.
Puntuación
7.0
sobre 10