Windows XP es es el exitoso sucesor de la infame versión de Windows ME. Si no os acordáis de ella, estáis de suerte. XP vio la luz el 31 de diciembre de 2001, y desde entonces ha llovido mucho, además de aparecer dos versiones más recientes, con distinta aceptación: Windows 7 y Windows 8. Y aunque no lo creais, la de Windows 8 ha sido mejor de lo que les gustaría a muchos.
Kilian Arjona ha realizado un excelente post en el blog de su empresa, Ncora (dedicada a la virtualización), poniendo de relieve el hecho de que hoy, 8 de abril, estamos a 365 días de que Microsoft termine el soporte a Windows XP. ¿Pero qué significa esto para aquellos que no haya querido todavía actualizarse a Windows 7 y Windows 8? Pues bastante.
A partir del próximo año no habrá parches de seguridad para Windows XP, y teniendo en cuenta que Internet Explorer es una gran fuente de problemas para los sistemas y que el propio XP es una pieza de software obsoleta y que difícilmente va a poder afrontar las amenazas modernas, parece que va siendo hora de actualizarse. Además de que muchas aplicaciones actuales dejarán de estar preparadas para ejecutarse en un sistema operativo de hace doce años. ¡Doce!
Los juegos también dejarán de funcionarnos. Para los más jugones, esto seguramente no les afecte, ya que según las estadísticas de Steam entre un 9 y 10 por ciento de sus usuarios siguen utilizando Windows XP. Pero me parece muy elevado para un sistema operativo de 2001. La ventaja fundamental de actualizarse a Windows 7 o Windows 8 es sacar el máximo rendimiento a nuestras tarjetas gráficas en forma de los drivers compatibles de DirectX 11, una mejora de rendimiento a tener en cuenta.
Abriendo un poco la caja de Pandora, hasta podréis probar Internet Explorer 11. ¿Sacrilegio? Quizás, pero, ¿cuándo fue la última vez que un navegador de Microsoft era compatible con los estándares abiertos del año en curso? Solo desde la llegada de Windows 8 e IE 11.