Entre las últimas novedades presentadas por Samsung se encuentra una especialmente que llama poderosamente la atención. Se trata de una tableta/híbrido de Windows 8 y Android 4.2.2, con unas características técnicas ciertamente envidiables por muchos. Todo ello con un teclado físico, un grosor de 14 milímetros y un peso de 1.3 kilos.
Tampoco es que se la pueda calificar de tableta, ya que la pantalla táctil no se puede separar. El procesador y componentes internos van en la zona que une la pantalla con el teclado, y dice Samsung que la ha diseñado así para mantener fuera de las zonas sensibles el calor generado (así que esperamos que se caliente bastante según la tarea que realicemos).
La pantalla es de 13.3 pulgadas con una resolución de 3.200x1.800 píxels, con un buen brillo y contraste. El procesador es un Intel Core i5 Haswell (realmente eficientes en el apartado de consumo energético), cuenta con 4 GB de RAM, lector de tarjetas microSD, puerto micro HDMI y 128 GB de almacenamiento interno.
El cambio entre ambos sistemas operativos se puede realizar en cualquier momento tocando un botón, y disponer así de las ventajas de ambos sistemas operativos en cualquier momento. Las quejas sobre este híbrido están relacionadas con su construccion en plástico, que ciertamente no da una buena sensación, sobre todo en el teclado, aunque cuenta con el suficiente espacio como para teclear sin problemas (y no cuenta con trackpad).