Actualmente hay una pequeña guerra entre las distintas fundiciones de procesadores para demostrar cuál es la que consigue mantener la ley de Moore. Una vez que Intel fue incapaz de hacerlo con el retraso de los procesadores Broadwell, eso ha proporcionado a sus competidores margen de maniobra para investigar y mejorar sus procesos de fabricación.
TSMC está lista para producir a 10 nm este mismo año, posiblemente el nuevo SoC A10 de Apple, y mientras tanto en equipos de sobremesa no habrá procesadores a 10 nm hasta 2017 de la mano de Intel. Esa familia de procesadores se llamará Cannonlake, seguidos de la Ice Lake en 2018, y para 2019 llegará la Tiger Lake. Aun así, su cadencia de lanzamiento de procesadores basados en nodos para transistores de menor tamaño se sitúa en los 2,5 años en vez de los dos años de la ley de Moore.
Antes de estas dos generaciones, llegarán los Kaby Lake a finales de este año siendo también a 14 nm, y los Cannonlake a finales de 2017 a 10 nm. Por tanto, actualmente la cadencia conocida como tic-toc de Intel (una generación para disminuir el tamaño de los transistores y otra para introducir mejoras a la arquitectura) está siendo más bien de tic-tac-toc, con una etapa intermedia de ganar tiempo debido a que AMD se lo permite. Cada mes que extiende la vida útil de una generación de procesadores, Intel gana millones relacionados con la disminución de los costes de producción.
Vía: WCCFTech.