Hace unos dos años, los centros comerciales se llenaron de pequeños helicópteros de radiocontrol. Fueron un éxito para los regalos ya que por unos 20 a 25 € tenías los más pequeños y manejables, un regalo original y a un precio asequible. Pero su control no era del todo fácil para aquellos que nunca han tenido coches, motos u otros helicópteros de radiocontrol, haciéndose complicado despegar, aterrizar o volarlo sin romper las hélices en el primer vuelo.
Por ello enseguida perdieron su encanto y también porque los repuestos, las hélices, tren de aterrizaje, y otros componentes, eran casi más caras que comprar otro helicóptero nuevo. Pero desde hace unos meses otro pequeño artículo volador ha aparecido, el minidrón. Es un pequeño cuadricóptero que entra en la palma de la mano, relativamente fácil de manejar y que para el precio que tiene puede dar bastantes horas de diversión.
¿Qué suele incluir un minidrón?
El paquete consta del cuadricóptero, su cable de carga, un mando RF que funciona con dos pilas AAA y un reemplazo para cada una de las hélices, junto con las protecciones de alambres que protegen al dron de las caídas y golpes. Viene con instrucciones en inglés bastante intuitivas y completas.
El que tengo, Afunta GPTOYS F8 y el cual usaré de ejemplo, es bastante pequeño y entra en la palma de la mano. Con las protecciones puestas mide 17,8 cm de largo y 11,6 cm de ancho, de alto alcanza los 6 cm y pesa 141 g. La distancia del control es de entre 20 y 30 metros y contiene una batería Li-Po de 3,7 V y 100 mAh.
Lleva cinco ledes instalados, uno blanco que indica dónde está la cabeza, dos verdes que indican los rotores delanteros y otros dos azules que indican los rotores traseros. Gracias a éstos ledes se sabrá en todo momento la posición del dron independientemente de cómo se esté situado. Además llevan la conexión a la alimentación y el interruptor de encendido.
El mando consta de dos joysticks: el de la izquierda te permite dar potencia y rotar el dron en el plano horizontal, mientras que con el de la derecha realizas los alabeos hacia los lados, delante y detrás. En la parte delantera hay dos botones con cuatro opciones, el botón de la izquierda sirve para equilibrar la derecha y la izquierda y el botón de la derecha para equilibrar hacia adelante y hacia atrás.
Hay dos pequeños botones en la derecha del mando que sirven para que el dron realice un giro en el aire en la dirección que deseemos y el otro modifica la velocidad del giro. Por último está el interruptor de encendido y apagado, que al encender el mando se sincroniza con el dron.
Preparando el vuelo
Para empezar, lo primero es realizar la carga de la batería, ésta tarda en cargarse unos 20 ó 30 minutos. El cable de carga que viene en el paquete conecta el dron con un USB, por lo que con cualquier cargador USB que tengamos por casa nos servirá o cualquier puerto USB de ordenadores, pantallas, televisiones u otros. El cable lleva un pequeño led rojo que se enciende cuando conectamos el cable a alguna fuente de alimentación y se apaga una vez la carga esté hecha. Después de cargada, la batería ofrece una autonomía de entre 5 y 7 minutos de vuelo.
Para poder utilizarlo se debe encender primero el dron y después el mando. Antes de realizar ningún vuelo hay que ajustar los rotores, para ello hay que dar potencia con el mando y sin levantar mucho el dron hay que equilibrarlo, de tal manera que se consiga que el dron se mantenga en el aire sin desplazarse hacia ningún sitio, sólo variando la altura. Una vez ya lo tenemos equilibrado se puede comenzar con el vuelo de reconocimiento.
Es hora de volar
Al principio se hace difícil el manejo ya que puedes moverte en los tres ejes y no se está acostumbrados a desplazarnos de esa forma (el control me recuerda al manejo de los vehículos del juego Halo). Una vez levantado el vuelo y cogida la sensibilidad de las palancas podrás moverte por las habitaciones de tu casa con total facilidad, pero en cuanto el dron se choque tendrás que volver a equilibrar para que no se te haga imposible volar.
Los vuelos duran entre 5 y 7 minutos, que al principio se hacen eternos porque cuesta que el dron vaya donde quieres, pero tras unos vuelos, esos 5 minutos se hacen realmente cortos. Cuando se está quedando sin batería la luz blanca empieza a parpadear para indicarlo y poco a poco se va quedando sin potencia.
En definitiva, es un juguete tecnológico con pocas prestaciones que hace pasar un buen rato y estar entretenido dentro de casa (no se pueden volar drones en ciudad), que gracias a su popularidad además permite comprar repuestos por Internet de las hélices y de los rotores con lo que se puede alargar la vida útil del cuadricóptero.