El Consejo de Administración de Intel dio la patada el año pasado a Brian Krzanich como director ejecutivo de la compañía, por mantener una «relación inapropiada» en el ámbito laboral con otro trabajador. Siempre he sido de la opinión que eso no fue más que un bulo, una excusa para darle la patada por la debacle de los 10 nm. Y la que se avecinaba de aumento de precios y poca competitividad frente a una pujante AMD, sus Ryzen y EPYC. Tras meses de búsqueda, Intel finalmente ha designado a un suplente.
Será Robert Swan, el cual ha estado trabajando como director ejecutivo interino en la compañía desde hace siete meses, y que llevaba en el puesto de director financiero desde 2016. Anteriormente trabajó en General Electric, en eBay como director financiero y en la firma de inversión General Atlantic, entre otras compañías. De esta forma se convierte en el séptimo director ejecutivo de la compañía desde que se fundara hace cincuenta años.
Swan ha dado las gracias por el nombramiento y ha indicado que en el tiempo que ha sido el director ejecutivo interino ha desarrollado un «profundo entendimiento de las oportunidades y desafíos a las que se enfrenta Intel», dando las gracias por la oportunidad de liderar a su equipo de 107 000 excepcionales empleados en todo el mundo.
Los desafíos que tiene por delante la compañía es no perder el pulso que AMD le va a echar este mismo año con los primeros Ryzen a 7 nm. Sus procesadores a 10 nm estarán disponibles en la segunda mitad del año, con equipos de terceros llegando al mercado con ellos en las navidades. Pero en el horizonte está la necesidad de pasar lo más rápido posibles de esos 10 nm a los 7 nm, porque en un par de años van a empezar a llegar procesadores a 5 nm usando los procesos avanzados de luz ultravioleta extrema. Intel se juega mantener su posición como líder del sector, y además se ha metido en el reto de las tarjetas gráficas, con la primera llegando en 2020.