AMD ha evolucionado en apenas dos años su arquitectura Ryzen de un diseño monolítico a uno de chíplets coordinados por un chip de control, lo cual ha llevado a una reducción de costes sustancial para la compañía. Solo hay que mirar el aumento del margen bruto cuando presenta resultados, desde apenas un 32 % de hace un par de años hasta el 45 % actual.

Haciendo un estudio de cómo ha afectado este diseño de chíplets se puede comprobar que es cuando va más allá de los ocho núcleos cuando se hace notar de verdad su utilidad. Puesto que más núcleos requiere de más espacio, más toda la lógica de gestión de entrada/salida y memoria, los chips monolíticos usados hasta ahora lleva a que un mero defecto en una oblea eche al traste gran parte de la superficie de la misma. Sin embargo, los chíplets ocupan cada uno bastante menos, y los defectos en las obleas afectan menos.

Teniendo eso en cuenta, comparando el coste de crear un chip monolítico de ocho núcleos o uno con chíplets no es tan sustancial —pero lo es—, pero sin embargo cuando se va a los dieciséis núcleos se puede ver que la reducción del coste es a menos de la mitad frente al monolítico.

Obviamente a medida que se tienen que añadir chíplets para crear los de 24, 36 y 64 núcleos va afectando más las pérdidas por defectos de fabricación, pero aun así sigue siendo mucho más rentable que crear chips monolíticos. Y es precisamente hacia ese diseño de chíplets al que se está orientando ahora mismo también Intel, con diversas tecnologías como Foveros. Aunque va a llegar tarde, porque AMD está más que amortizando el buen trabajo hecho con la arquitectura Zen 2 y los últimos Ryzen.

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Vía: Guru3D.