La criptominería ha creado un aumento de demanda de semiconductores que va y viene en los últimos años, pero ha dejado permanentemente problemas de piratería. En este caso, del criptosecuestro —para los anglófilos, cryptojacking—, o el uso de un equipo para minar sin el conocimiento del propietario. Es mucho más común cuando se secuestra el procesador para minar que una tarjeta gráfica, y por tanto Intel y Microsoft han colaborado para minimizarlo en el entorno de las empresas.
Lo principal que se precisa es un procesador con vPro y más específicamente aquellos de la 10.ª generación Core en adelante. Esta nueva tecnología de detección de amenazas (TDT) usa un algoritmo de inteligencia artificial para detectar si algo de lo que se está ejecutando en el procesador es criptominería. Para ello recurre también a la potencia de la unidad gráfica integrada para descargar al procesador principal, que está a la postre más cualificada para realizar la detección.
Muchas veces este secuestro del procesador para minar sin el conocimiento del usuario se hace a través de navegadores pero también de diversos programas maliciosos que se cuelan en la red de una empresa. Si el equipo que hace de punto de entrada lo detecta a tiempo y lo bloquea a través de Windows Defender, se evita poner en peligro al resto de la red. Es una interesante colaboración entre ambas compañías pero de escaso impacto hasta que no estén más ampliamente en uso los procesadores compatibles.
Vía: AnandTech.