Microsoft ha cambiado 180 grados su política con respecto al hardware, y casi también con el software, tras ver cómo Android e iOS se repartían casi enteramente el pastel de los millones de dispositivos móviles que se ven en un año. Quizás haya reaccionado tarde, pero Surface es un producto a tener en cuenta.

Allá por junio Microsoft presentó la tableta que iba a acompañar el lanzamiento de Windows 8. La idea era promocionar el hecho de que es el primer sistema operativo que funciona por igual en procesador de arquitectura ARM (los que se suelen usar para dispositivos móviles) como x86 (los de Intel y compatibles). Por este lado, yo estoy encantado de que se den cuenta de que es imposible aislar el entorno móvil del casero o del trabajo. Tratarlos de forma distinta y con aplicaciones distintas. Y de ahí que Surface cuente con una versión con chipset Intel Ivy Bridge, y otra con procesador ARM.

Pero en ambos corre Windows 8 por igual, y la Ivy Bridge vamos a poder usarla para en nuestros ratos de ocio jugar a lo que hacemos en el sobremesa. Y el precio es lo que no debe ser en ningún caso un impedimento para demostrar que hay vida más allá de iOS y Android. Apple y Google. Interesados hoy en día más en demandarse que en innovar y hacer las cosas bien para el usuario final.

Y es ahí donde, con un precio de 499$ para el Surface con procesador ARM y 32 GB de almacenamiento, puede hacerse con el tan ansiado pedazo del pastel que quiere Microsoft. La versión más cara de 64GB cuesta 699$. De momento no se pone a la venta las que llevan procesadores Intel. Las tapas con teclado son 120$. Windows 8 podrá gustar más o menos al verlo, pero al usarlo funciona bien, es estable, y su único problema será el apoyo de los desarrolladores de software para la denominada interfaz Metro. Son las que se lanzan desde la nueva pantalla de inicio tipo mosaico, y lo que puede hacer que Windows 8 sea un éxito o un fracaso.

Otra cosa importante en cuanto a innovación es la tapa, que se puede usar como un teclado. Por tanto, esa tan cacareada era post-PC se acerca cada vez más rápido. Y tengo ganas de que caiga en mis manos para darle un buen uso. En serio. Los que me conocen saben que no me gusta Android, soy un poco fanboy de Apple (lo justo, aunque algunos dirán mucho), pero sinceramente Windows 8 me ha llamado la atención. Es intuitivo, fácil de manejar, y, quitando algunos detalles visuales que no me gusten, creo que es atractivo. Y todas las aplicaciones siguen un mismo patrón de interfaz gráfica con lo que se gana en homogeneidad en la experiencia de usuario.

No se si venderán las 5 millones de Surface que se ha dicho tienen ya fabricadas y preparadas para enviar desde aquí hasta la campaña de Navidad, pero sí que creo que tendrá un hueco en los hogares. Pero su principal rival va a ser el iPad de Apple. A su favor está que usar Office en una tablet nunca había sido más fácil, y las empresas seguro que lo valorarán. Y también Microsoft ha aprendido a crear hardware pensando en el usuario y no en las ventas, siguiendo la línea de la Xbox y Kinnect.

Ahora solo falta que el usuario, que es al fin y al cabo el que tiene que estar seguro de en lo que se gasta el dinero, decida.

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