Revisando las cifras de penetración de las distintas versiones de Android con respecto a las de septiembre, las de noviembre son ligeramente mejores en términos generales. Jelly Bean ya está instalado en el 6.7 por ciento de los terminales (contando con las diversas actualizaciones), desde un bajísimo 1.8 por ciento.
Eso sí, la versión 4.2 de hace unas semanas, que también se llama Jelly Bean y está incluida en ese 6.7%, sólo representa un 0.8% de los terminales. Un lento proceso de actualización es lo que evita que los usuarios finales reciban las últimas actualizaciones que saca Google, ya que entre medias los fabricantes las "tunean" a su gusto, y las operadoras también, además de que tienen que probar su correcto funcionamiento en sus redes.
La versión 2.3 Gingerbread sigue representando el grueso de las versiones de Android instaladas en los móviles de todo el mundo, con el 50.8 por ciento del total de versiones. Ha bajado desde un 55.8%, lo cual no está nada mal (5 puntos porcentuales en dos meses).
Aunque existe una mayor fragmentación en Android que en iOS (que tampoco es que esté descubriendo la rueda), muchas veces no implica un problema para el usuario final porque sus terminales siguen sirviendo para el whatsapp y llamar por teléfono, pero sí para los desarrolladores, que ven cómo tienen que tener en cuenta cada vez más arquitecturas, tipos de GPU y CPU para decidir si sus aplicaciones pueden correr bien en ellos.
Las estadísticas completas para los últimos 14 días de noviembre las tenéis en la página de Android Developer.
Las estadísticas a 3 de diciembre son:
Estas son las estadísticas a 1 de octubre: