Hace un par de semanas Microsoft presentaba la próxima versión de Windows. Saltándose la numeración por razones desconocidas, se terminará llamando Windows 10. Entre los cambios más importantes están... bueno, no lo tengo claro. W10 es una involución a Windows 7, por lo que la principal novedad es que desaparece el Modern UI y el sistema de mosaico de Live Tiles y vuelve el botón de inicio clásico.
Puesto que se trata de una Technical Preview a la que se puede apuntar cualquiera, ¿cuánto interés ha despertado entre los usuarios de Windows y los curiosos de la tecnología? Pues bastante, ya que cuenta con 1 millón de beta testers. Microsoft avisó de que esta versión sólo cuenta con alguna de las nuevas características que va a incluir la versión final que saldrá a mediados del año que viene.
Entre esas novedades por ahora tenemos escritorios múltiples, las Live Tiles integradas en el botón de inicio, y el uso de las aplicaciones basadas en la plataforma de desarrollo WinRT (osea, las que se usaban hasta ahora sólo en el Modern UI) en el escritorio con la posibilidad de rehacer el tamaño de las ventanas.
Tras haberlo probado en un par de equipos, Windows 10 tiene buena pinta. Ya me había acostumbrado al menú de inicio de Windows 8 y me está costando otra vez volverme a hacer a la idea de usar el menú de inicio clásico. Mi opinión sobre W10 es que se trata de una versión que está pensada para quitarse la mala imagen de Windows 8, y no una evolución adecuada del sistema operativo que está claramente por detrás en características y funcionalidades de OS X y la miriada de distribuciones de Linux. Cuando te presentan como gran novedad en la presentación de W10 que ahora se pueden usar los atajos de copiar/pegar dentro de la línea de comandos (hasta ahora había que hacer clic derecho en la parte superior y darle a pegar, increíble pero cierto), es que en algún punto Microsoft ha perdido el rumbo con Windows.
Vía: TechCrunch.