En el mundo de los servicios de internet, tarde o temprano las compañías realizan cambios a sus políticas de privacidad. También tarde o temprano los usuarios se enteran de unos cambios que no se ajustan a las necesidades del servicio, y se monta un buen revuelo por ello. Así ha sucedido desde hace 20 años y seguirá ocurriendo otros 20.
Spotify ha cambiado su política de privacidad, volviendo a cometer los errores de compañías como Google, Facebook, Instagram o Twitter. Pero en estos casos, siendo empresas con tanto dinero como tienen, y gastando en abogados tanto como gastan, ¿error o pillados con las manos en la masa?
Pillada con las manos en la masa
Las grandes multinacionales funcionan como funcionan: con su criterio propio, que puede coincidir o no con los intereses de sus usuarios. No hay buenos samaritanos cuando se juegan dejar de ganar cientos de millones de euros al año. Por eso los cambios de privacidad se realizan sin decirlo, con la boca pequeña. Pero siempre se les pilla.
En este caso, es eso, o que los abogados y personal de Spotify son unos incompetentes. No creo que sea este el caso porque a estos niveles, incompetentes hay pocos. Son empresas que eligen de entre los mejores para los puestos a base de talonario. Así que de incompetencia mejor no hablar. Hablemos de pillados con las manos en la masa.
Una vez pillados, piden disculpas
Otro clásico de las grandes compañías. Una vez pilladas, piden disculpas. Por el qué dirán. Con un título bastante escueto, Perdón, Daniel Ek pide disculpas por los cambios introducidos a su política de privacidad. Pasa a detallar cosas que ya se sabían: que la aplicación pedirá permisos para acceder a ciertas cosas (apartado en el que interviene el sistema operativo) como a las Fotos o Contactos.
Pero por la forma de funcionar de Android (al menos hasta la 6.0) es una cuestión de solicitar acceso a todo o a nada en el momento de la instalación. Un hecho en el que, una vez dados los permisos, pueden hacer lo que quieran. Daniel Ek asegura que no van a acceder a las fotos para subir a Spotify todas las que tengamos en nuestro carrete, pero con la política de privacidad que querían colar era totalmente posible (y no podrías decirles nada, sólo recurrir a los tribunales).
La carta de disculpa es una serie de aclaraciones basadas en la buena voluntad de Spotify de, si le damos permisos para instalar la aplicación, van a usar con buenas intenciones nuestra información. Pero de buenas intenciones está el infierno lleno. Además no está respaldado por los cambios a la política de privacidad que les daba permiso para hacer cualquier cosa.
Transparencia y claridad
Daniel Ek alega que podrían haber hecho una mejor labor a la hora de comunicar los cambios a las políticas de privacidad, y que podían haber especificado más cómo van o no a usar la información que se comparte con ellos. Obviamente, Sr. Ek.
En los últimos tiempos sólo recuerdo que Foursquare hiciera cambios a su política de privacidad como es debido: notificando los cambios por adelantado para dar tiempo a los usuarios a desactivar sus cuentas o realizar los cambios oportunos. ¿Tan difícil es hacer las cosas bien para una empresa que gana cientos de millones de euros al año?
Personalmente lo único que les pido a las compañías es que sean sinceras, no intenten ocultar nada y que sean totalmente claras y transparentes. Parto siempre de que son multinacionales, quieren hacer negocio a base de mi información (el big data, y de eso Google sabe un montón), y si me suscribo a su servicio es porque me parece un intercambio justo: mis datos por un servicio que me aporta utilidad.
Pero la táctica de intentar colar cambios de privacidad o a la licencia de usuario sin avisarlos, y una vez pillados pidan disculpas alegando "error de comunicación", pues no cuela. Sobre todo porque, como he dicho, no creo que Spotify contrate a incompetentes, y es de manual que la política de privacidad a estas alturas de internet tiene que ser clara, concisa y que no lleve a errores o confusiones. Además estando en un momento delicado para su futuro. Una pena.
Claridad y transparencia. No estoy pidiendo nada más (y nada menos) a las multinacionales.