Aunque en EE. UU. cualquier ciudadano tiene el derecho de voto, sólo lo pueden ejercer aquellos que están registrados para ello. Pero como cada estado tiene una normativa diferente sobre la protección de los datos de los votantes, es más fácil de lo que parece que las bases de datos de los más de 191 millones de votantes se vendan al mejor postor.
Lo que no es tan frecuente, debido a que la base de datos de todos los votantes está valorada en 270.000 dólares, es que llegue a internet debido a un error de configuración en un servidor. La base de datos ha sido descubierta por el investigador Chris Vickery, y está actualmente intentando encontrar al propietario de la misma.
Cada estado mantiene una política distinta sobre la información pública y privada que se proporciona para el censo, aunque suele incluir nombre, dirección, teléfono, partido de afiliación, fecha de nacimiento y otra información relevante para los relaciones públicas de las campañas o encuestadores, pero también para los suplantadores de identidad que son muy habituales en los EE. UU. (debido precisamente a la falta de un registro de ciudadanos).
Vía: Engadget.