Aunque puedan parecer pequeños, si miles de insectos impactan contra un avión durante su vuelo dejando sus maltrechos restos pegados a él, estos terminan por ofrecer una resistencia al viento reduciendo su aerodinámica y perdiendo parte del efecto del flujo laminar que aprovechan los aviones para desplazarse por el aire sin gastar demasiado combustible.
Conscientes del problema, la NASA ha desarrollado un recubrimiento para aeronaves que impedirá que los restos de los insectos queden pegados al fuselaje. Quizás pueda sonar a algo sin importancia, pero esto ahorraría miles de millones en combustible debido a los remolinos, y por tanto, resistencia que se crea por estos restos de insectos. Este problema se había estado investigando durante años en túneles de viento rediseñando las alas de los aviones con nuevo materiales, logrando reducir los impactos hasta en un 40 %, pero ha sido gracias a esta nueva sustancia cuando se ha alcanzado el 100 %.
Para crear este material probaron con diferentes producto químicos, pero no conseguían repeler del todo los restos coagulados de los insectos, por lo que se buscaron inspiración en la flor de loto, la cual tiene un diseño natural para repeler el agua y añadieron micropartículas con la forma de esta flor al recubrimiento logrando el efecto deseado.
Vía: Bloomberg.