Quizás un caso de batería que explota es una anomalía, pero más de 40 terminales cuyas baterías se han incendiado espontáneamente es un problema muy grave que le va a costar caro a Samsung, no solo dañando su prestigio, si no literalmente con un buen palo a su cuenta corriente.
Hace unos días Samsung publicaba un comunicado oficial en el que informaba que suspendía las ventas del Galaxy Note 7 y pedía la sustitución de todos los teléfonos que se habían vendido hasta el momento. El objetivo es reemplazar su batería, fuente del problema, de forma totalmente gratuita para los usuarios. Hasta ahora Samsung ha vendido unos 2,5 millones de terminales en todo el mundo. Si todos ellos hacen caso a la Samsung, el coste total del arreglo de todos los terminales ascendería a 1.000 millones de dólares.
Sin embargo, aunque la propia Samsung haya afirmado que se trata de una cantidad "descorazonadora", los 1.000 millones solo supondrán un 5 % de los ingresos que Samsung tenía previsto para este año (de 20.600 millones de dólares), pero es algo que Samsung se ha mostrado dispuesta a pagar para intentar mantener la confianza de sus clientes, algo que se antoja un poco complicado.
Vía: Bloomberg.