Los errores humanos son responsables de una nada desdeñable cantidad de fallos de seguridad. Aunque recientemente Estados Unidos ha acusado a hackers respaldados por Rusia de interferir en las elecciones presidenciales, el último fallo grave ha sido responsabilidad de un funcionario poco cuidadoso.
En esta ocasión, un trabajador de la Oficina del Auditor de la Moneda de EE. UU., encargada de supervisar a los bancos y entidades de ahorro, se llevó 10 000 archivos, incluyendo información sobre empleados de la agencia, en noviembre de 2015, poco antes de su jubilación. Esta documentación la guardó en dos memorias USB, las cuales no ha encontrado cuando se le han solicitado.
Lo anterior no supone un problema, ya que la información está encriptada, pero sí lo es que el empleado pudiera sacarla del edificio, siendo muy probable que no sea un evento aislado. Por ello se ha instaurado una medida este pasado agosto que prohibe transferir información a una unidad externa sin permiso de un responsable.
Vía: EnGadget.