La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene una nosotaxia psiquiátrica dentro de la Clasificación internacional de enfermedades, versión 10 (CIE-10), que va a ser revisada este año en forma de la CIE-11. Entre los añadidos van a aparecer el trastorno de los videojuegos, con lo que la OMS reabre nuevamente el debate de si de ser un mero pasatiempo se puede transformar en una adicción dañina.
El borrador de la versión 11 ya incluye el epígrafe 6D11 Trastorno de los videojuegos, bajo el de Desórdenes debidos a comportamientos adictivos. Hace referencia a «un patrón de juego recurrente o persistente (juegos digitales o videojuegos) que pueden ser en línea (p. ej. a través de internet) o sin conexión». Hace referencia a un juego compulsivo en cuanto a frecuencia, intensidad, duración, terminación y contexto, así como a que el sujeto le da mayor prioridad al juego antes que cualquier otro interés en su vida y actividades diarias. También se denota un «mantenimiento o aumento del juego a pesar de que aparezcan consecuencias negativas. El patrón de conducta es lo suficientemente severo como para que afecta a sus relaciones personales, familiares, sociales, educación, a su ocupación u otras áreas importantes de funcionamiento».
El problema real en torno a esta definición es que hay otros psicólogos y psiquiatras que no ven la necesidad que jugar excesivamente a los videojuegos se pueda denominar formalmente como una adicción o un trastorno mental. Se ve en su inclusión en el CIE-11 como un reflejo de la preocupación de cierto sector de adultos que ven en el abuso de los videojuegos como algo anormal y, por tanto, algo que no es adecuado para los niños. Según Stetson Ferguson en el Huffington Post, «esto puede llevar al tratamiento de una gran cantidad de falsos positivos».
Aunque, eso sí, no niega que haya individuos que vean su vida comprometida debido a pasarse una cantidad insana de horas jugando, por lo que otros psicólogos se preguntan «¿cómo puede una actividad de este tipo no ser calificada como un trastorno?». La Asociación de Software de Entretenimiento de EE. UU. se va al otro lado al asegurar categóricamente que los videojuegos no son en absoluto adictivos.
Vía: Ars Technica.