AMD ha tenido un buen año 2017 en el terreno financiero, sobre todo a partir de finales de la primavera cuando el efecto Ryzen empezó a hacerse notar. Buenos procesadores, a buen precio, y que han llevado a la compañía al terreno de un balance contable positivo. Sin embargo, lo mejor que le ha ocurrido ha sido Vega, aunque a muy a pesar de los jugones. El boom de la criptominería y lo ideal que es para computación las tarjetas gráficas de AMD ha hecho que las tarjetas gráficas de la compañía se agoten en distribuidor.
Eso ha tenido un impacto positivo en las cuentas de la compañía en el cuarto trimestre de 2017, aunque no tanto como tuvo en el T3. AMD ha anunciado unos ingresos de 1480 M$ frente a 1643 M$ del trimestre anterior y los 1106 M$ del mismo periodo de 2016. El margen bruto ha sido el mínimo de la compañía para entrar en números positivos, del 35 %, mismo que el trimestre anterior. El beneficio de la compañía ha sido de 61 M$, lo que reportará a los accionistas 6 céntimos por acción.
La división de Computación y Gráficos tuvo unos ingresos de 958 M$ —un 60 % más que en el T4 de 2016— con unos beneficios operativos de 85 M$, mientras que la de Empresas, Empotrados y Semipersonalizados ingresó 522 M$ con unos beneficios operativos de 19 M$ —frente a 506 M$ del mismo periodo de 2016—.
En general, a pesar de que los productos de AMD en el terreno gráfico no están llegando a los usuarios finales, le está sirviendo a la compañía para obtener un respiro de años de generar continuas pérdidas trimestre a trimestre. Aunque Lisa Su, la directora general de la compañía, ha estado prometiendo mejorar la disponibilidad de las tarjetas gráficas Vega, las fundiciones de GlobalFoundries tienen una capacidad limitada para AMD, por lo que la situación, salvo derrumbe de Ethereum, no va a mejorar en los próximos meses.
Vía: AnandTech.