Estados Unidos y Rusia tienen algo en común, y es que ambos países quieren que las compañías de servicios de Internet les proporcionen acceso para poder desencriptar las comunicaciones de los usuarios. En el caso ruso, su gobierno puso la mirada en Telegram, solicitando a la compañía que se le proporcionase información sobre la aplicación y la compañía, a menos que quiesieran verse sometidos a un bloqueo, junto a acceso para combatir el terrorismo.
El servicio de seguridad ruso afirmaba que la aplicación ha sido empleada en la planificación de atentados, así como por el Dáesh, quien la habría empleado para distribuir una aplicación de aprendizaje. A pesar de que la compañía hace grandes esfuerzos por bloquear los canales del Dáesh, los terroristas rápidamente crean otros.
La disputa entre Rusia y Telegram continúa pero, de momento, la compañía de mensajería electrónica va perdiendo. Desde Telegram han evitado que el Servicio Federal de Seguridad, la agencia anteriormente conocida con la sigla KGB y ahora con FSB, accediera a los datos de su plataforma. Sin embargo, han perdido el caso ante el Tribunal Supremo de Rusia, lo que supone un fuerte revés para la compañía.
El fundador de Telegram, Pavel Durov, ha rechazado las solicitudes que ha hecho el Gobierno ruso para entregar datos de sus usuarios, ya que no está dispuesto a que se comprometa la seguridad de los mismos. No obstante, sí registró la aplicación con las autoridades. Tras el revés judicial, planean apelar nuevamente la decisión del tribunal aunque, si pueden hacerlo, se arriesgan a la prohibición de operar en Rusia, así como a una multa.
Vía: EnGadget.