La memoria DDR5 ya ha dado multitud de titulares en el último año debido a que los fabricantes de chips de memoria ya tienen casi listos sus procesos litográficos para fabricarlos. Pero todavía quedaba que la agencia estandarizadora de la memoria, la JEDEC, publicara la versión definitiva del estándar DDR5, y eso ha ocurrido ahora. Con esta versión llega ya una ventana algo más concreta para su llegada al mercado, así como lo que se puede esperar exactamente de ella en sus primeros compases.

Lo primero, y sin demasiadas sorpresas, es que va a llegar inicialmente a los centros de datos ya que es donde está el dinero. Así de simple. Las producciones iniciales de DDR5 serán caras y también se precisarán procesadores que la implementan, y eso será el próximo año. La JEDEC ha dado una ventana de entre doce y dieciocho meses para que empiecen a usarse a gran escala en los centros de datos los equipos con DDR5.

Los chips de DDR5 usados en los módulos tendrán una capacidad de 64 Gb (8 GB) frente a los 16 Gb de DDR4, por lo que se podrán crear módulos de hasta 128 GB. Esos módulos mantienen los 288 pines en formato DIMM y 240 pines en SO-DIMM, aunque el funcionamiento de los pines es distinto entre DDR4 y DDR5. El consumo de los módulos se reduce a los 1.1 V, mientras que la frecuencia efectiva de partida serán los 4800 MHz, con la posibilidad de llegar a producir chips de hasta 6400 MHz en un corto espacio de tiempo. De hecho, puesto que no se espera que al sector consumo llegue la memoria DDR5 hasta 2022, para entonces quizás ya esté disponible o, en el peor de los casos, los 5600 MHz que se espera que haya en servidores.

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Posteriormente, como es habitual en cualquier versión de DDR, se irán mejorando los procesos de producción para conseguir mayores velocidades, y no sería extraño llegar a los 8000-9000 MHz, quizás incluso 10 GHz en el futuro cercano, aunque eso ya son palabras mayores por otros temas de estabilidad de la señal y quizás me esté colando un poco si no hay alguna revisión mayor del estándar, sobre todo en la parte de generación del reloj.

Sea como sea, teniendo en cuenta que la DDR4 partía de 2133 MHz y actualmente llega a los 5000 MHz tras un lustro en el mercado, prácticamente es más que duplicar la velocidad inicial, y también en la parte superior supone duplicar la velocidad de 3200 MHz que usa de referencia AMD en los Ryzen 3000. Pero no está claro cuánto tardarán en llegar esos módulos DDR5-6400, por lo que si se mira solo la velocidad de 4800 MHz, no va a suponer una gran mejora de velocidad frente a lo mejor que ofrece DDR4 —los módulos de 3600-4000 MHz ahora son baratos o dentro de lo razonable—. Salvo, claro está, que se miren otras mejoras que se introducen en la DDR5.

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Por ejemplo, se modifican los grupos de bancos de memoria en cada chip hasta los ocho para reducir la latencia que tendrán debido a las altas frecuencias de funcionamiento, y también se reducirán con un sistema de refresco independiente de los bancos de un chip, siendo un banco de memoria un conjunto de filas y columnas de información. Además, la DDR5 divide cada módulo en sí en dos canales de memoria de 32 bits —más ocho de código de corrección de errores, en total 40 bits por canal—, para un total de 64 bits de bus por módulo. Y también se aumenta la longitud de la ráfaga de acceso a la memoria de 8 a 16 bytes, por lo que cada operación realizada sobre ella extraerá 64 bytes.

Todo son pequeñas mejoras para no limitarse simplemente a proporcionar módulos de mayor velocidad y que no dé la sensación de que la DDR5 será más cara que la DDR4 sin aportar valor añadido. AMD e Intel sacarán sus primeros procesadores con DDR5 para centros de datos el año que viene, y en 2022, o 2023 a más tardar si las cosas no van bien, deberían estar ya disponibles procesadores con DDR5 en el sector consumo.

Vía: AnandTech.