Estados Unidos de América está en una guerra fría con China en el sector tecnológico iniciada por Trump y continuada de buen grado por Biden. La idea de fondo es el proteccionismo de la producción nacional del chip para mantener la seguridad estatal, tras décadas de deslocalizar a Asia su producción. Eso lleva a la necesidad de subvencionar con dinero de los contribuyentes la producción de chips en los países occidentales(1) o de otras formas no se conseguiría traerlas de Asia. Pero además, hay que evitar que la maquinaria se vaya también a Asia para que equipen las próximas nuevas fábricas. En ello está EUA con prohibiciones de exportación y controles de todo tipo.
Ahora refuerza los controles de exportación a través de la Oficina de Industria y Seguridad (BIS, por su sigla en inglés) para controlar el destino de productos relacionados con la producción de chips con aplicaciones comerciales y militares. Se hace bajo el Acuerdo de Wassenaar de control de armas y tecnologías de doble uso, por los países que lo suscriben también reforzarán sus controles. O sea, casi toda Europa, algún país sudamericano como Argentina, la India, Australia, Turquía y está por ver qué hará Rusia.
Los nuevos controles de exportación afectan a los sustratos y productos como óxido de galio, diamantes, nitruro de galio, carburo de silicio, programas de diseño electrónico asistido por computadora orientados a GAAFET, y tecnologías combustión con ganancia de presión para el desarrollo de componentes y sistemas de turbinas de gas.
China es la principal perjudicada por las diversas medidas de control de productos litográficos, en ese reforzamiento de la guerra fría tecnológica que está llevando EUA. No tanto para la producción de chips con GAAFET, que solo lo está haciendo Samsung ahora mismo, sino porque ralentizará en suelo chino el desarrollo de la maquinaria litográfica necesaria para ello.
(1) Lo cual beneficia principalmente a las grandes tecnológicas que conseguirán grandes beneficios que no irán directamente de vuelta a los contribuyentes. Son decenas de miles de millones de dólares y euros dados a fondo perdido mayormente en exenciones fiscales y ayudas directas. Hay que empezar a dar la alarma sobre ello.
Vía: TechSpot.