La situación de sobredemanda de chips que ha habido durante más de un año se ha solucionado en algunos sectores. Sobre todo se ha hablado de chips como procesadores o memoria, pero también de vez en cuando se ha cambiado el foco a los más pequeños como microcontroladores de pequeño tamaño, chips de gestión de energía o los económicos de comunicación. A medida que los chips más caros han dejado de ser el problema en la cadena de producción ahora lo son los más pequeños.
Esos chips que tienen un coste de menos de diez dólares son los que están estrangulando al sector de la electrónica. Al menos según lo indicado por C. C. Wei, el director ejecutivo de TSMC, que pone de ejemplo a la incapacidad de ASML de hacerse con este tipo de chips para sus equipos litográficos de luz ultravioleta extrema. Cada equipo lleva miles de chips, por lo que no se está hablando de que solo necesite uno o dos para cada máquina.
El sector más perjudicado es el de la automoción. Según Wei, un simple chip de cincuenta céntimos está evitando que una fábrica de coches de la que no ha dado nombre continúe con la producción de 50 000 vehículos. Las empresas de automoción están aumentando el número de chips que necesitan para fabricarlos a un ritmo del 15 % anual. Pero ese ritmo de crecimiento de uso de chips también ocurre en otros sectores. Cada móvil usa ahora hasta el triple de chips de gestión de energía que hace cinco años, cortesía de las cargas rápidas que ya van por más de cien vatios.
Por eso TSMC ya anunció hace algo más de dos meses su intención de aumentar un cincuenta por ciento la capacidad de producción en nodos maduros y especializados. Eso son principalmente los procesos N12, N16, N22 y N28, sobre todo este último, al cual quiere que se cambien los clientes en nodos antiguos, por encima de esos 28 nanómetros. Ese cambio de por sí extraería más chips por oblea sin un coste mucho mayor y permitiría cubrir la demanda. Pero eso llevará tiempo.