Occidente está embarcada en repartir miles de millones de euros y dólares para financiar una red de desarrollo y producción de chips dentro de su territorio. Es una práctica habitual en China, Occidentes y cualquier país cuando se quiere desarrollar industrias específicas, pero ahora mismo los semiconductores han pasado a ser una industria crítica para la seguridad. Así que EUA va a inyectar otros 19 500 millones de dólares a Intel, con un Pat Gelsinger encantado de ello.
El desglose del dinero es de 8500 M$ a fondo perdido para la construcción de fábricas y su equipamiento, y otros 11 000 M$ en créditos, todo en base a la Ley CHIPS aprobada el año pasado por Biden. Lo cual me parece bastante más coherente, si se considera un sector crítico para la seguridad nacional, que financiar a empresas extranjeras como Samsung o TSMC.
Esta fuerte inyección de dinero está orientada al plan de inversión de Intel de 100 000 M$ en EUA, del que el 25 % serán otros créditos del Tesoro estadounidense. El dinero se usará para construir otra fábrica de chips en Arizona, una de encapsulado avanzado en Nuevo Méjico, la fábrica más grande del mundo de chips punteros de IA sita en Ohio, y un centro de investigación en Oregón.
La ironía del asunto es que EUA ha criticado duramente a China por esta práctica por relacionarla con el Ejército chino, cuando Intel está enfrascada en producir chips para el Ejército estadounidense. Me imagino que si lo primero llevó a sanciones de empresas chinas, lo segundo tendrá que llevar a sanciones de empresas estadounidenses.