Mi primer contacto con el universo de Lovecraft fue en la universidad, donde un joven e ingenuo Poor-Man conoció a nuestro querido Monitor, buen redactor de Geektopia, mejor director de rol. Comenzó entonces una amistad, un grupo de rol y una serie de aventuras que aún continúan a día de hoy. Para mí aquellas partidas de La llamada de Cthulhu fueron un punto de entrada a un mundo friki y al universo creado por H. P. Lovecraft, el cual no he dejado de recorrer y descubrir gracias a los diferentes juegos de rol basados en su universo, libros, videojuegos, y ahora en las series gracias a Territorio Lovecraft.

Antes de escribir más, os advierto que este texto bailará entre la recomendación y el análisis, los cuales me cuesta mucho separar. Y que por supuesto, estará totalmente libre de detalles importantes sobre la trama, tan solo unas pinceladas para situar a los posibles espectadores.

Cthulhu y racismo

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Si tuviera que resumir la serie en dos palabras, sin duda serían estas: Cthulhu y racismo. Dos palabras que vertebrarán mis líneas y la serie a lo largo de sus episodios, y que compartirán protagonismo por igual durante toda la historia que cuenta, pero que yo separaré para ofrecer una mejor visión y opinión de cada una de ellas.

Comenzaré diciendo que esta serie está basada en el libro homónimo escrito por Matt Ruff y publicado en 2016, el cual advierto que no he leído por lo que agradezco la opinión de alguien que lo haya hecho en los comentarios, y se sitúa en el Chicago de los años 50 cuando un veterano de la guerra de Corea, Atticus Freeman, regresa a casa tras recibir una carta de su padre en el que le dice que regrese a casa para investigar con él las misteriosas raíces familiares de la madre de Atticus, ya fallecida.

Pero cuando llega su padre ha desaparecido, y esta será la excusa que empuje al protagonista a buscarle, e introducirá a Atticus en el mundo de los mitos de Cthulhu y la magia. Un mundo que no deberá echaros para atrás en ningún momento si no lo conocéis, ya que iréis descubriendo a la vez que los protagonistas de una forma muy paulatina, y que es muy diferente a otros mundos con magia, ya que esta no es algo obvio o fácil y requiere mucho estudio, aunque en ese aspecto la serie incumple esa regla en pos del avance de la trama, algo que quizás te moleste si eres muy purista del mundo de Lovecraft.

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En compensación por ello, la serie dará muchos guiños a aquellos que ya conocen este universo, comenzando por símbolos, y pasando por hechizos, nombres, criaturas y situaciones que ya conoceréis. Y esto me lleva precisamente a la frase que no podía parar de repetir en mi cabeza durante la serie: esto lo he vivido yo en mis partidas de La llamada de Cthulhu. Muchos momentos que se ven en la serie me han recordado terriblemente a los desarrollos de mis partidas, y no solo hablo de los momentos sobrenaturales de magias y encuentros con criaturas, si no más bien a esos momentos más cotidianos en los que hay que estudiar ciertos símbolos, viajar a determinada ciudad para hablar con alguien o visitar la biblioteca local para encontrar información acerca de alguien o algo.

E incluso diría que los protagonistas recuerdan a un grupo de investigadores, repartiendo habilidades y conocimientos y viéndose superados por lo sobrenatural, y el propio desarrollo de la serie recuerda a una partida de rol de larga duración, con pequeñas historias o tramas que se desarrollan y que cierran, pero con una trama general que se desarrolla de fondo y que une todas estas pequeñas aventuras. Todo esto es algo que he hecho, vivido y sentido tantas y tantas veces, en mis queridas partidas, que no puedo evitar pensar que esto haya influido en la buena opinión que tengo de la serie, pero que entendería que a muchos que no tienen esta experiencia en el rol, estos momentos pueden sobrarles, aunque no ralentizan la trama para nada.

Ni una serie sin su protesta social

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En muchas sinopsis y análisis que he leído, se ha categorizado esta serie como una historia de carretera, por lo que yo esperaba muchas escenas de coche y carretera. Sin embargo estas no van más allá del primer capítulo, y aunque se visitan varias localizaciones a lo largo de la serie, y se podría decir que el coche del tío de Atticus tiene cierto protagonismo, jamás describiría la serie como lo han hecho otros.

Para lo que sirve la variedad de escenarios es para dar a conocer al espectador una realidad, la de la situación de los negros en el Estados Unidos de los años 50, donde las leyes Jim Crow eran por desgracia el día a día de millones de afroamericanos. El racismo en la peor de sus caras será omnipresente en la serie, y quizás sea el villano más grande con el que tienen que lidiar los protagonistas (todos de raza negra). No me las voy a dar ahora yo de justiciero social, pero si la realidad que presenta la serie fue así en su momento, desde luego se entienden muchos antiguos odios y heridas mal cicatrizadas, ya que durante cada uno de los capítulos se podrán ver una serie de injusticias raciales que, quizás en aquel momento eran normales, pero que consiguen que me eche las manos a la cabeza vistos con los ojos de 2020.

En este aspecto, me ha recordado mucho a la serie de Watchmen, otra serie de gran calidad, la cual tiene el racismo como eje principal. Ambas entremezclan el racismo con el leitmotiv de cada serie, superhéroes en el caso de Watchmen, y los mitos y magia en el caso de Territorio Lovecraft. Y la mezcla está muy bien hecha, pero que no puedo explicar con más detalle sin tener que destripar más su argumento.

Para finalizar este apartado, me gustaría decir que el racismo no es lo único de protesta social que tiene la serie, otros problemas como la homosexualidad, el feminismo o el derecho a Estados Unidos a ejercer de salvador del mundo son tratados en la serie, aunque sin la profundidad del racismo, pero lo justo para sembrar en el espectador la semilla de la incomodidad ante situaciones que podrían pasar como normales en los años 50, pero que hoy serían impensables para muchos.

En resumen

Vídeo

Como habéis visto no he dado muchos detalles acerca de las actuaciones, ya que me han parecido en general bastante buenas, sobre todo las de su trío protagonista. Ni que cuenta con nombres como Jordan Peele o J. J. Abrams en la producción, aunque realmente quien ha tirado del carro ha sido Misha Green participando como guionista, directora puntual y coordinadora de la serie, y a quién particularmente seguiré de cerca debido al buen sabor de boca que me ha dejado esta serie.

Territorio Lovecraft es una serie que ha pasado desapercibida por el catálogo de HBO de una forma, para mí, injusta. Mi motivo para verla ha sido que estaba basado en los mitos de Cthulhu, pero si eres profano de este mundo pero amante de la fantasía y magia, no te la puedes perder. Y si además sientes curiosidad por el periodo histórico en el que se desarrolla, o tienes un alma reivindicativa, la serie es una imprescindible de este 2020 que acaba.