En los últimos tiempos, la compañía china Huawei ha empezado a sufrir cada vez un mayor escrutinio por parte de los reguladores y el gobierno norteamericano debido a la preocupación de que sus equipos de red pudieran estar permitiendo el acceso al gobierno de China a información privada de las redes. Dicho claro, estaba siendo acusada de espionaje. Las constantes declaraciones en este sentido han ido provocando una reducción de ingresos y finalmente han tomado la decisión de abandonar el país.
Esto es un poco peliagudo para la compañía, ya que el mercado estadounidense sigue siendo una tercera parte de su facturación anual, y no solo en el de equipos de networking. En el apartado de los smartphones, de momento no parece que vaya a haber cambios y que seguirán con la venta de su gama, incluido el Ascend P2, pero también ha disminuido el interés de las operadoras por llevar los terminales chinos al EE.UU, lo que también ha provocado una disminución del 90 por ciento en los acuerdos con ellas. Algo que en Europa está ocurriendo totalmente lo contrario, y que las operadoras vuelven a proporcionar a sus clientes smartphones como el Ascend Mate, Ascend D2 o el Ascend P2.
El objetivo de Huawei para el presente año sigue siendo el de vender 60 millones de smartphones, cifra que está por ver si llegarán. El mayor causante de la investigación del gobierno de los EE.UU y las dudas proceden de que su fundador, Ren Zhengfei, es un antiguo ingieniero del Ejército Popular de Liberación, y que sigue manteniendo un estrecho contacto con el gobierno chino.
La situación entre ambos países está yendo día a día a peor, con acusaciones constantes (con o sin fundamento) de que el gobierno chino está atacando constantemente servidores y recabando información privada de empresas y personas mediante una campaña indiscriminada de hackeos. Incluso ataques a los servidores del periódico The Wall Street Journal. La ciberguerra, por el momento, sigue en curso, con bajas como la de Huawei.
Vía TechCrunch.