Intel es el fabricante que está más avanzado actualmente en el terreno de procesos de fabricación de procesadores. Los últimos procesadores de arquitectura Broadwell, lanzados a finales del año pasado en su versión móvil, están basados en un proceso de fabricación de 14 nm, e Intel seguirá vinculando sus avances a la ley de Moore.

Esta ley dice que el número de transistores incluidos en un procesador se duplica cada dos años. Desde 1975 se ha venido cumpliendo, aunque Gordon Moore fue en ese año cuando revisó su ley de ritmo de duplicación de transistores de 12 a 24 meses. Por ahora Intel, pese a que ha sufrido un retraso en la producción de sus procesadores Broadwell de 14 nm, cree que no van a tener problemas en cumplir con la fecha de lanzamiento de la generación de procesadores en 10 nm (Skylake), prevista para 2016.

Este tamaño (10 nm) hace referencia al de los transistores incluidos en los chips, aunque cuanto más se reducen más obstáculos físicos se encuentran para seguir cumpliendo la ley de Moore. La reducción de tamaño de los transistores posibilita un menor consumo, menor generación de calor y menor espacio ocupado por el chip. Este menor espacio suele ser aprovechado para incluir más transistores (y por tanto ganando potencia de procesamiento) y así cumplir la ley de Moore.

Intel también va a mantener su hoja de ruta para 2018 con el lanzamiento de procesadores hechos con transistores de 7 nm, pero su arquitectura no estará basada en el silicio, por lo que recurrirá a otros tipos de semiconductores. Mientras tanto, el equipo de investigación de Intel también está buscando alternativas a la fabricación tradicional de procesadores, incluyen en un futuro fabricación en 2.5D y 3D (por capas superpuestas). Estas tecnologías se están usando en las memorias SSD de algunos discos de Samsung, pero también los va a usar NVIDIA en futuras GPUs basadas en la arquitectura Pascal a llegar en 2016.

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Vía: PC World.