Samsung ha dado un giro de 180 grados en el diseño de sus terminales de gama media y alta, y donde antes predominaba el plástico ahora predomina el aluminio y cristal. El teléfono insignia de pantalla redondeada en los bordes, el Galaxy S6 Edge, ha sido desmontado por iFixit para comprobar lo habitual en este tipo de teléfonos: que es difícil por reparar por uno mismo.
Pocos se libran de este estigma, en el que si incluso se rompe el jack de audio o el motor de vibración vas a tener que enviarlo al servicio técnico de Samsung. Al separar la tapa trasera de cristal deja ver una buena cantidad de pegamento, y desmontar el resto del teléfono requiere desensamblaje. Una vez que se puede acceder a la batería, colocada en su sitio con grandes cantidades de pegamento, se puede acceder al resto de componentes.
No hay muchas sorpresas en el teléfono, aunque la sustitución del conector microUSB 3.0 por uno 2.0 hará que las transferencias de PC a teléfono vayan muchísimo más lentas. Si sois de los que pasáis archivos (películas, música) de manera recurrente, no parece que vayáis a notar mucha diferencia de velocidad que si lo hacéis por Wi-Fi.
Los componentes internos incluye el chip Exynos 7420 de Samsung, memoria NAND de Samung (UFS), un controlador de NFC y un transceptor (transmisor y receptor de radiofrecuencias) también de Samsung, y un chip de GLONASS fabricado por Broadcom, entre otros.
La nota de iFixit al teléfono es de 3 sobre 10, siendo 10 lo más fácil de reparar. El HTC One M9 recibió un 2 sobre 10.
Vía: iFixit.