La investigación en nuevas formas de crear electricidad algunas veces llevan a extraños compañeros de batería. Es el caso de la batería creada por Seokheun Choi, cuya fuente de electricidad son las bacterias que se encuentran en agua estancada y otras masas orgánicas. La respiración de estos microorganismos es capaz de generar cantidades mínimas de energía, del orden de microwatios, pero suficiente para dar energía a biosensores.
La batería en sí está creada con papel absorbente, con la particularidad de que su estructura está basada en el arte japonés de la papiroflexia, allí llamado origami, para que se puedan doblar y conectar varias de estas baterías entre sí. De esta forma Choi fue capaz de generar suficiente electricidad para iluminar una pequeña bombilla al juntar cuatro de estas baterías.
El proyecto le ha valido una beca de 300.000 dólares durante los próximos tres años para ver cómo llevar el diseño para ser utilizado para hacer funcionar biosensores, dispositivos que permiten la medición de parámetros biológicos o químicos. Es de gran utilidad en zonas en desarrollo para detectar a su vez microorganismos en el agua, entre otros muchos usos.
El coste de una de estas baterías es de cinco céntimos.
Vía: Gizmag.