Aunque le haya costado un viaje rodeada de soledad que ha durado cinco años, Juno por fin se ha reunido con su marido Júpiter. La última hazaña de la NASA ha sido hacer llegar una sonda espacial a la órbita del gigante gaseoso de nuestro sistema solar tras un viaje de 2.800 millones de kilómetros en los que el sol ha sido el motor de esta aventura.
A las 05:54 de la madrugada de hoy, los científicos e ingenieros de la NASA han confirmado la llegada de Juno a la órbita de Júpiter, el planeta más grande del sistema solar, tras una cuidadosa maniobra de aproximación en la que la sonda ha tenido que frenar su velocidad de 200.000 kilómetros por hora para poder quedarse orbitando alrededor del planeta debido al efecto de su inmensa gravedad a una altura de 4.000 kilómetros, diez veces más cerca de lo que jamás haya estado una nave en Júpiter.
Según la NASA, esta aventura que comenzó el 5 de agosto de 2011 ha sido la misión más difícil a la que se había enfrentado la NASA jamás, no solo por la distancia a recorrer, si no porque el planeta gigante tiene un periodo de rotación de 10 horas, increíblemente corto para un planeta con su inmensa masa, lo que hace que tenga un campo magnético 20.000 veces más intenso que el terrestre y que podría dañar a la sonda, por lo que ha tenido que protegerse con una coraza de titanio.
Ahora el resto de la misión consistirá en realizar 37 órbitas alrededor del planeta antes de estrellarse en su superficie. Durante los próximos 20 meses usará el radiómetro de microondas y el magnetómetro que incorpora para estudiar el campo magnético y gravitacional del planeta, y además tomará las mejores fotos de su superficie hasta ahora. Esta información será vital para entender otros gigantes gaseosos que se están descubriendo continuamente gracias a los telescopios.
Fuente: NASA.