Aunque LG intentó innovar con la presentación del G5, no ha tenido una buena acogida por los consumidores que son después de todo los que determinan el éxito o fracaso de cualquier producto. Su diseño modular que posibilita el cambio de la batería pero que permite cambiar a otros módulos como mejores controles de cámara o mayor capacidad de batería no ha sido bien recibido.
LG se habría dado por vencido con esta aproximación modular, y no repetiría en el G6, que sería un teléfono menos innovador o más tradicional. La compañía solo vendió 13.5 millones de teléfonos durante el segundo trimestre, lo cual se consideró un nuevo tropiezo en el sector de la telefonía, y unas no muy buenas cifras de venta para el G5. En este pequeño sector de teléfonos modulares solo quedaría por ver si Lenovo tiene éxito con los módulos del Moto Z.
La presentación del G5 la vi desde el principio como una manera de sacar más dinero a los que compraran el teléfono, pero que no había ninguna razón por la que las características de los módulos no pudieran estar integradas en el propio teléfono sin tener que estar cambiándolos. Algunos les gustará la idea, pero otros que sean más prácticos no quieren gastarse más dinero del debido en un teléfono, y menos cargar con los módulos adicionales.
Vía: The Verge.