Apple ha dado un decisivo paso hacia mejorar la calidad de audio en los auriculares al eliminar el tradicional conector de 3.5 mm del iPhone 7. Este paso lleva a que la conversión de señal de audio se realiza en los auriculares y, en el caso de los AirPods, se encarga el procesador W1. Además añade acelerómetros y sensores ópticos, se recargan en la caja en la que vienen con una autonomía de cinco horas, y funcionan más bien como pinganillos ya que no están unidos entre ellos. Se conectan automáticamente al acercarlo a cualquier dispositivo del usuario sin hacer nada más.
Tras retrasarlos indefinidamente desde su presentación en septiembre, Apple los ha puesto a la venta, por el esperado precio de 179 euros. Un precio elevado para unos auriculares Bluetooth, aunque con el procesador W1 la compañía asegura que los habituales problemas de conectividad son cosa del pasado, además de mejorar la calidad del sonido con respecto al resto de modelos Bluetooth.