La semana ha estado marcada por la cita anual del Mobile World Congress que congrega cada año en España, en la ciudad de Barcelona, a miles de empresas para mostrar sus novedades en el terreno de la telefonía móvil. Este año ha sido una cita bastante ligera, en la que apenas se han presentado nuevos móviles pero se ha hablado mucho de 5G, la próxima tecnología de comunicaciones que empezará a llegar en 2019 para sustituir a 4G LTE.

Las novedades más importantes han sido las de Samsung y Sony. La primera ha presentado sus teléfonos insignia de 2018, el Galaxy S9 y S9+, que son prácticamente el mismo teléfono con una pantalla algo más grande en el S9+. Aunque en esta ocasión, también la versión mayor llega con una cámara mejor con doble sensor trasero con capacidades de teleobjetivo, y es la mejor del mercado ahora mismo según DxOMark, superando a la del Pixel 2.

Sony ha optado finalmente por un rediseño de sus teléfonos insignia con la serie Xperia XZ2. Si bien apunta en la dirección correcta, sigue necesitando mejoras porque no parecen teléfonos de gama alta, sino algo intermedio, aunque dispongan de buen hardware. Además, el Xperia XZ2 Compact ahora tiene más tamaño, desdibujando el significado de compacto.

Ha habido bastantes fabricantes que han presentado teléfonos con la característica muesca de la pantalla del iPhone X, y la empresa que más ha dado que hablar es ASUS. El nuevo ZenFone 5 (2018) incluye una pantalla con ella para aportar más pantalla en el mismo espacio. Incluye un Snapdragon 636 o Snapdragon 845 según versión, y llega también con una versión ZenFone 5 Lite (2018).

Las compañías han hablado mucho sobre los despliegues que van a realizar de redes 5G, y entre 2019 y 2020 se irán asentando, con multitud de pruebas durante este 2018. Esta tecnología permite una conexión más rápida desde dispositivos, pero también permite enlaces de gran capacidad para absorber una mayor cantidad de usuarios simultáneos en un área extensa. Además se puede establecer la conexión sin problemas a altas velocidades, por lo que se podrá ofertar, por ejemplo, conexión wifi para cientos de usuarios que vaya sobre 5G en un tren de alta velocidad. Quizás su impacto en el usuario de a pie no sea grande, aunque para las empresas de telecomunicaciones sí lo será.

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