Análisis: Huntsman v2 de Razer

Razer lanzó en 2018 su primer teclado con interruptores ópticos, el Huntsman, y ahora llega una versión revisada, el Huntsman v2. En esta ocasión coge ciertos cambios de diseño de sus últimos teclados más caros como el Blackwidow v3 Pro y haciendo de este un producto mucho más redondo en cuanto a características que el modelo anterior. Pero los añadidos también hacen que sea un teclado más caro y que su PVPR pase a ser de 200 euros.

Videoanálisis

Desembalado

La intención de Razer con los interruptores ópticos es proporcionar un modelo de alto rendimiento con buenas características y por tanto se nota desde su presentación. Razer los llama optomecánicos porque dan la misma sensación como los interruptores mecánicos. El Huntsman v2 llega en la habitual caja negra y verde que usa la compañía en sus productos, indicándose en la caja que incluye teclas de plástico de tipo PBT de doble inyección o una capa de espuma amortiguadora, además de reposamuñecas u otros pequeños detalles como memoria interna.

Al abrir la caja se puede ver el teclado en una funda de plástico encorsetado en dos piezas de espuma rígida y una pieza de cartón para ocultar el teclado. En la tapa están la habitual nota de agredecimiento por la compra, el manual de instrucciones y las pegatinas. Debajo del teclado se sitúa el reposamuñecas en su propia bolsa, el cual es de fijación magnética, relleno de viscoelástica y recubierto de cuero sintético. Es un gran reposamuñecas, muy cómodo.

En esta ocasión el Huntsman v2 sigue la línea del Blackwidow v3 Pro y tiene una plancha superior de aluminio con una capa de espuma debajo para amortiguar el ruido. No es que con un modelo con interruptores sonoros vaya a evitar mucho ruido, pero al menos sí reduce el del propio traqueteo del tecleo.

El teclado tiene un formato algo más compacto que el que tenía el Huntsman, por lo que hay avances en este terreno del diseño. Lo que más destaca de este teclado es la inclusión de controles multimedia en la parte superior derecha, cambiando a una rueda para el control del volumen y a tres botones circulares para el control de la reproducción. Para los diestros la rueda quedará en una posición de fácil uso con el pulgar sin tener casi que mover la mano —o más bien el dedo— del ratón.

Tiene un cable de 1.8 m de longitud forrado de tela trenzada, de alta calidad y resistencia, que termina en un conector USB 3.0. No tiene ningún puerto puente USB en el cuerpo del teclado, que por el PVPR que tiene, 200 euros, podría haberse incluido. No es un cable retirable, lo cual es una pena, y sale por el lado izquierdo del teclado.

En la parte inferior del ratón se pueden ver unas almohadillas de fijación, ligeramente antideslizantes, similares a las del reposamuñecas. No evitar que se mueva el teclado del sitio, pero sí lo dificultad lo suficiente como para que no se mueva durante juegos y a su vez se pueda desplazar un poco para reubicarlo fácilmente. También se incluyen unos pies con dos posiciones distintas para modificar la altura del teclado. Será aconsejable si se quiere usar cómodamente con el reposamuñecas, aunque el teclado no es especialmente alto.

En la disposición española del teclado hay diversos errores en la serigrafía de las teclas. Por ejemplo, que pone «Inico» en lugar de «Inicio» en esa tecla, o que otras se han dejado sin traducir, como «prt sc» que debería ser «Impr. pan.», «scr lk» en lugar de «bloq. despl.», «pause» por «pausa», «del» en el teclado numérico en vez de «supr.», pone «shift» en lugar de «mayús.», pero luego sí pone «bloq. mayús.», etc. Igual es que se les acabaron las teclas en español en algún momento y terminaron de ponerlas en inglés en este modelo que he recibido para analizar, pero es una falta total de atención al detalle impropia de Razer. Sobre todo la fata de ortografía de «inico».

Características

Este teclado tiene un tamaño de 444.3 mm × 140 mm × 38 mm y pesa 956 g. Es algo más ligero de lo habitual, y se agradece, aunque el reposamuñecas sume un poco más de peso. La principal innovación en este teclado es el muestreo de las pulsaciones a 8000 Hz, que combinado con la mayor velocidad de detección de las pulsaciones que proporcionan los interruptores ópticos hace que en teoría sea un teclado que responde al instante reduciendo al mínimo la latencia de entrada.

En la práctica es difícil de detectarlo claramente salvo que se tenga un ojo muy entrenado o capaz de detectarlo como puedan ser los que están habituados a monitores de 360 Hz. Sí, he notado que da la sensación de que responde antes, pero no puedo asegurar que sea algo cuantificable o solo una sugestión de que debe ir mejor que un teclado mecánico normal.

Se integra una memoria interna para almacenar cinco perfiles de configuración, y se puede guardar en la nube la configuración de macros o ajustes por juego. El teclado se proporciona con dos tipos de interruptores optomecánicos. Los púrpuras son sonoros (táctiles con clic sonoro), con una distancia de actuación de 1.5 mm y una fuerza de actuación de 45 gF. Los rojos son lineales que reduce la distancia de actuación a 1.2 mm pero tienen la misma fuerza de actuación. Ambos disponen de iluminación RGB personalizable por tecla.

Vienen a imitar totalmente el funcionamiento de los MX marrones y MX rojos de Cherry respectivamente, y en cuanto a sensación los ópticos púrpuras me dan una sensación mejor que la de los marrones. Quizás sea en parte por que la distancia de actuación es menor, un 25 % menos respecto a los habituales 2 mm de distancia en los MX. Tienen además un poco menos de sonoridad por lo que en mi caso me alegro de ello, aunque siguen siendo eso, interruptores sonoros y por tanto no son aptos para trabajar con gente alrededor, y tampoco para dejar la puerta de la habitación abierta de noche si no se quiere molestar al resto de la familia.

Los rojos, que los he probado en otros modelos, son silenciosos y solo se escucha el traqueteo de aporrear las teclas, que ocurrirá con cualquier teclado porque es inevitable. Por lo demás, ambos interruptores optomecánicos son excepcionales y me gustan muchísimo. En este caso hay una ventaja adicional con los optomecánicos y es que al ser un corte de una barrera de infrarrojos la responsable de detectar la pulsación, no existe el habitual retardo por rebote del mecanismo físico habitual en los interruptores mecánicos. Eso significa que se ganan unos milisegundos adicionales en el envío de la señal al PC. La vida útil está tasada en 100 millones de pulsaciones frente a los 50 millones de pulsaciones habituales de por ejemplos los MX de Cherry o los propios mecánicos de Razer.

Programa de configuración

El programa Synapse 3.0 no necesita presentaciones y comenzado 2022 sigue siendo el mejor que hay para controlar los periféricos de una compañía. Es muy completo en características e integraciones, perfiles por juego y capacidad de configuración, y con el Huntsman v2 no es distinto.

Lo primero que llamará la atención en la pantalla de inicio es la posibilidad de configurar el muestreo de las pulsaciones entre los 250 Hz y los 8000 Hz. He probado bastante el teclado con todo tipo de valores, y sí puede notarse una clara diferencia entre los 250 Hz y los 8000 Hz, por ejemplo al teclear textos rápidamente, pero no la he notado entre los 1000 Hz y los 8000 Hz. Puede que se note más jugando en monitores de alta tasa de refresco como los de 240 Hz o 360 Hz, pero en el de 60 Hz que uso habitualmente no puedo decir claramente que aporte una mejora de fluidez. Cae totalmente en lo subjetivo.

El primer cambio que he hecho al configurar el teclado es en el del comportamiento de la rueda, quitando el control en dirección natural al real. O sea, que si giro la rueda hacia abajo el volumen baje, y si la giro hacia arriba el volumen suba. Esto lo suelo cambiar también en muchos portátiles que pruebo ya que es el comportamiento habitual de las ruedecillas de ratón o de desplazamiento, como por ejemplo en macOS, es el natural: si desplazar la rueda hacia abajo, la pantalla sube, y me resulta antiintuitivo.

Si se pulsa la rueda de volumen se silenciará el sonido, y en el ese momento se puede saber que está silenciado porque pasará a un color rojo. Es un buen detalle. Se puede controlar totalmente la iluminación de las teclas, creando efectos de luz específicos. Los predefinidos cubren los efectos habituales, como por ejemplo el de onda, el reactivo, etc.

Los interruptores ópticos como seña de identidad

El diseño de este Huntsman v2 cambia sutilmente respecto al Huntsman haciéndolo algo más compacto. Razer ha optado por eliminar el desnivel frontal que tenía, más propio de los teclados antiguos de la compañía, añadiendo una cubierta de aluminio para dotarle de mayor calidad de construcción. Eso sí, atrae más la grasa de los dedos por lo que no descartaría tener una gamuza cerca para darle un repaso de vez en cuando a la base.

Las teclas están hechas de plástico de doble inyección de tipo PBT, aumentando su durabilidad y reduciendo el desgaste superficial de la tecla, lo cual es también una mejora en la calidad de construcción. Al final es el mismo diseño, tanto de las teclas como de aspecto general del teclado, que el Blackwidow v3 Pro de precio similar.

Razer no hace demasiado hincapié en este teclado en la tasa de muestreo de 8000 Hz porque es consciente de que es una características muy subjetiva. Es una buena innovación, más orientada a los jugones profesionales que a los casuales, por lo que es una característica muy situacional. Se podrá notar más en monitores de 360 Hz acompañados de tarjetas gráficas capaces de alcanzar esa tasa de fotogramas que en monitores de 60 Hz en los que es casi imposible notar una diferencia respecto al muestreo de 1000 Hz.

Sea como sea, la combinación de los optomecánicos con una gran calidad de fabricación, reposamuñecas excelente, base de aluminio con espuma amortiguadora, controles multimedia y el programa de configuración posicionan al Huntsman v2 uno de los mejores teclados del mercado.

Puntuación