La nueva etapa de Turtle Beach tras absorber totalmente a Roccat está dejando unos periféricos muy interesantes para todas las gamas. En el terreno de los auriculares, la compañía ha mejorado su aspecto visual, que era el que peor cubría en los de gama media y baja, sin dejar de centrarse en la calidad del sonido. Los Stealth 500 son un ejemplo un poco más especial de lo que está haciendo ahora con ese nuevo impulso que está adquiriendo.
Desembalado
Los Stealth 500 llegan en una caja blanca con toques de verde debido a que es la versión de Xbox, lo cual se indica claramente, ya que se venden también para PlayStation. También se indica su uso inalámbrico mediante Bluetooth y un receptor USB, aunque solo con este último se puede usar en Xbox. Por la parte posterior se mencionan algunas características adicionales, aunque solo las generales.
Al abrir la caja se puede ver los auriculares protegidos en una bolsa de material reciclado, junto al adaptador USB y un cable de carga de 70 cm con un USB tipo A y un USB tipo C y forrado de simple plástico. También se incluye una guía de inicio rápido con una pegatina amarilla en la que se avisa de que es importante proceder a la actualización del firmware antes de utilizarlo, lo cual es cierto que es muy importante.
Turtle Beach ofrece unos auriculares de doble conexión inalámbrica y buenas prestaciones a un PVPR de 90 euros, lo cual me parece contenido para poder conectarse con la Xbox. Pero viene con algunos recortes que de entrada no se notan mucho.
Los auriculares son de diadema con suspensorio, y en este caso es una tira de tela que se puede quitar. Tiene tres orificios en cada extremo para permitir cierto nivel de ajuste. Las copas permiten un cierto movimiento vertical, por lo que es fácil encontrar un punto en el que sean unos auriculares cómodos. Se pueden usar sin problemas con gafas, y las copas no aprietan.
Quizás puedan quedarle a algunos un poco separados de la parte inferior de las copas, lo cual podría reducir la reducción de ruido pasiva de las almohadillas, pero esta de por sí es baja, así que no lo veo ningún problema. Al principio se me quedaban así, un poco separados, pero entre el ajuste del suspensorio y las copas los dejé ajustados y para usarlos con comodidad. Los he podido llevar horas y horas puestos sin que me hayan molestado lo más mínimo.
La calidad de construcción de entrada es buena, aunque los materiales podrían ser mejores… si fueran un modelo más caro. Para lo que cuestan y aportan, está bien. Las copas son amplias y tienen un acolchado en condiciones forrado de un cuero sintético de buena sensación al tacto aunque está a mitad de camino entre los sintéticos baratos y caros. Puede que se pelen un poco más rápido —o no— que los de auriculares como los QuietComfort 35 II que uso habitualmente, los cuales costaban el triple que estos, pero dan buena sensación. Se pueden cambiar fácilmente solo con tirar de ellas.
La copa derecha no tiene ningún control, los cuales residen en la izquierda, en la cual también está el micrófono. Es un modelo plegable, pero que también permite cierto movimiento para acercarlo a la boca, que al ser omnidireccional se agradece. En esta copa se encuentra la toma de carga USB tipo C —no se pueden usar por cable—, una rueda para controlar el volumen de los auriculares y otra para el del micrófono, un botón para cambiar entre cuatro preajustes de sonido, otro para cambiar entre la conexión Bluetooth y la del receptor, y un último para realizar el emparejamiento del Bluetooth.
Características
Turtle Beach es parca en detalles sobre las características técnicas de los Stealth 500, aunque tampoco es que sean demasiado relevantes en unos auriculares donde es muchísimo más importante la calidad del audio. Los transductores incluidos son de 40 mm con respuesta en frecuencia entre los 20 y 20 000 Hz. La conexión Bluetooth es 5.2, mientras que la conexión del receptor USB es de baja latencia. No funcionan ambas a la vez. El micrófono es omnidireccional. Y esas son todas las características técnicas que da, así que paso a hablar de mi experiencia de uso.
El sonido de estos Stealth 500 está bastante bien, aunque no me ha gustado el perfil de sonido por defecto, el que llama «sonido identificativo» en el programa de configuración. Suena con los graves y los agudos algo apagados, con la escena un poco comprimida, aunque las frecuencias de las voces se escuchan bien.
Stealth 500 de Turtle Beach | |
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Tipo | Circumaurales cerrados |
Peso | 250 g |
Conexión | Bluetooth 5.2, receptor USB (PC, Xbox) |
Respuesta en frecuencia | 20 a 20 000 Hz |
Transductores | 40 mm |
Micrófono | omnidireccional |
Compatibilidad | PC, Xbox, Switch, dispositivos móviles |
PVPR | 90 euros |
En este caso resulta imprescindible activar un preajuste de potenciador de graves y agudos que es con el que el sonido suena mejor. Incluso con este, los graves, y sobre todo los subgraves, suenan con poca fuerza, por lo que puede notarse algo raras canciones como la habitual Blood || Water de Grandson que uso para comprobar los graves de los auriculares que pruebo. Ese problema es principalmente con los subgraves, frecuencias por debajo de los 200 Hz, porque lo que son los graves salen poco perjudicados y están mejor representados.
Con ello quiero decir que sonidos como los de explosiones, disparos o pasos se notarán perfectamente bien. Pero no le habría venido mal unos graves con un poco más de gancho, sobre todo teniendo en cuenta la orientación jugona que tienen los auriculares de Turtle Beach en general, y estos Stealth 500 en particular. Es difícil ofrecer lo que ofrece la compañía por 90 euros de PVPR, pero quizás haya recortando un poco de más en los transductores. Insisto en que el sonido está bien, pero se aleja un poco de los transductores que solía ofrecer la compañía en estos precios.
En cuanto a la autonomía, está bastante bien. La compañía asegura que anda sobre las 40 h, pero probablemente sea a un volumen medio-alto. Suelo dejarlos en un 30-35 % del volumen máximo, lo cual me ha permitido usarlos durante una semana (por Bluetooth) y que les quedara media batería. Por el receptor USB durará menos, como es habitual, pero no he podido comprobarlo porque me llevaría otra semana de usarlos y tengo el tiempo que tengo para probar los productos para los análisis.
Durante el tiempo que los he usado, jugando y escuchando música, la conexión Bluetooth a Windows y macOS tiene una latencia normal, ni baja ni alta. No he notado nada raro al ver vídeos, por lo que debe andar por o debajo de unos 200-250 ms, que es un punto a partir del cual ya sí se suele notar un cierto retardo entre una acción y que se escuche el sonido que produce, como un clic en un icono en un juego. Con la conexión del receptor USB no habrá absolutamente ningún problema porque es de muy baja latencia.
Por último está el micrófono, que es de una calidad normal a buena si se compara con otros auriculares en su punto de precio. Al final Turtle Beach tiene un coste extra al aportar un receptor USB que funciona con la Xbox, por lo que hay pequeños recortes a lo largo y año de este modelo. En el micrófono también ha recortado un poco frente a otros auriculares de Roccat o Turtle Beach que he probado en los últimos años de precio similar pero que funcionaban por cable. El micrófono suena bien, y la cancelación de ruido es más que decente, pero se podrá apreciar cierto ruido de fondo en las grabaciones. La voz se escucha bien y se entiende bien a quien graba, pero sobre los cien euros ya hay auriculares con un micrófono claramente mejor.
Programa de configuración
El programa de configuración de estos auriculares es Swarm II, pero en su versión para móviles Android e iOS. Esto sí, esa versión de iOS se puede instalar en macOS, usándose como la versión de iPad, lo cual deja a Windows como el sistema operativo de PC en el que no se puede gestionar directamente los Stealth 500.
Dejando esa cosa tan extraña a un lado, que además resulta muy rara, el programa de configuración es muy sencillo. Lo primero que hay que hacer es actualizar el firmware de los auriculares, lo cual mejora bastantes aspectos de los mismos por lo que es fundamental instalar esa actualización. Lo indica además claramente la compañía en el manual que proporciona. Solo tarda unos minutos.
Una vez instalada, se pueden ajustar algunos parámetros de los auriculares, como por ejemplo el preajuste de sonido. Como he dicho antes, los auriculares tienen unos graves un poco apagados, y hasta cierto punto también cierta parte de los agudos, por lo que activar la opción 'amplificador de graves y agudos' se hace indispensable para que la música suene mejor y más natural.
También hay algunas opciones de micrófonos, mezcla de sonido de juegos y chat, monitorización de la grabación, etc., pero son pocas aunque van muy al grano a lo que necesitaría el jugón medio. Funciona bien, no me ha dado ningún problema, pero no deja de ser una aplicación muy sencilla que no está disponible para Windows, a pesar de que el Swarm II de Windows existe, pero remita a la de iOS y Android.
Gama media con regusto de alta
Turtle Beach sigue mejorando el diseño de sus auriculares en los terrenos que no son el audio porque ese aspecto siempre lo ha tenido bien cubierto. Con los Stealth 500 hace malabares para ofrecer un modelo de coste comedido con buen sonido, pero también con un diseño mejorado frente a lo que hacía hasta hace relativamente poco, y unas características adicionales que incluyen un uso por Bluetooth y receptor USB de manera simultánea, además de un uso por cable.
Hay versiones para PlayStation y Xbox, que además ambas funcionan con otros dispositivos por Bluetooth o USB. Este modelo con Xbox es una buena versión con precio contenido, con el único aspecto claramente mejorable siendo el diseño de diadema con suspensorio. No es el mejor diseño de este tipo, sobre todo de cara al ajuste fino para adaptarse lo máximo posible al usuario, pero a la compañía le sirve para reducir su coste y por tanto ofrecerlos a un PVPR de 90 euros, que es muy competitivo para todo lo que aporta. Son cómodos, por lo que al final es un tema de que te guste más o menos un diseño determinado o su estética.
El audio como siempre está bien en juegos, con el habitual oído sobrehumano que puede llegar a ser muy práctico en algunos juegos. Para escuchar música, igual podría venir de fábrica con unos graves un poco más detallados porque suenan ligeramente apagados, pero en general el sonido en cuanto a la reproducción de música está bien. Siempre se puede recurrir a la ecualización de los graves y agudos usando por ejemplo algunas de los ajustes de ecualización incluidos.
La calidad del micrófono es buena y además es abatible, que es el diseño que prefiero, por lo que al final son unos auriculares bien diseñados en este terreno, aunque modelos un poco más caros tienen micrófonos claramente mejores. Puede que el PVP debiera bajar un poquito para no tener competencia, pero incluso al PVPR podrían ser una buena compra, sobre todo para jugar con la Xbox, lo cual demuestra el nuevo empuje que está intentando dar la compañía a sus productos para llamar la atención de más jugones.
Puntuación
8.5
sobre 10