El sector de los semiconductores ha visto una creciente colaboración internacional en los últimos años, con empresas como TSMC expandiendo su presencia en Estados Unidos para fortalecer las cadenas de suministro y reducir la dependencia de Asia. Sin embargo, no todo ha sido sencillo para la compañía taiwanesa. Ahora, TSMC enfrenta una demanda en Estados Unidos por presunta discriminación de raza y de nacionalidad en sus instalaciones de Arizona. La demanda, iniciada por Deborah Howington, exdirectora de adquisición de talento, alega que la empresa favorece a empleados de origen taiwanés frente a los estadounidenses, creando un ambiente laboral desigual.

Siendo más concreto, a chinos o taiwaneses, llegando al extremo de que no se publicarían las vacantes en EUA, o que se exige conocimiento de mandarín para puestos donde no es necesario, limitando así las oportunidades para empleados que no sean chinos. Además, se argumenta que la compañía emplea trabajadores taiwaneses con visados para reducir la cantidad de puestos sindicales disponibles para trabajadores estadounidenses, generando un trato desigual.

Por su parte, TSMC, que ha recibido fondos del Gobierno estadounidense a través de la Ley CHIPS para construir fábricas en Arizona, niega las acusaciones y asegura que está comprometida con la diversidad y la igualdad de oportunidades laborales. La empresa subraya que cuenta con canales para que sus empleados expresen sus preocupaciones y se compromete a abordar cualquier problema de manera justa. Este caso se suma a los desafíos que TSMC ha enfrentado en Estados Unidos, como la adaptación a la cultura laboral local y las críticas por prácticas que son normales en Taiwán pero no en EUA lo que ha causado la salida de trabajadores estadounidenses, afectando a su relación con las autoridades locales y a sus esfuerzos de expansión en el país.

Vía: TechSpot, Tom's Hardware.