En abril empezarán a llegar los procesadores de sobremesa Core de 10.ª generación, pero no van a traer ninguna novedad realmente relevante. Habrá un modelo de 10 núcleos que no estará mal para el sector generalista, pero cómo compita con los Ryzen de AMD dependerá del precio que tengan. Poniendo el ojo un poco más allá, la siguiente generación sería la Rocket Lake S, de la que ha aparecido una supuesta transparencia con información de lo que contendrá.
No se indica el número de núcleos máximo, pero sí la conectividad. Por un lado, sería la primera generación con unidades gráficas Xe integradas, que deberían aportar un buen empujón de rendimiento gráfico a todos ellos. También mejoraría la conectividad base de vídeo, con HDMI 2.0b y DisplayPort 1.4a. Por otro, el propio procesador usaría una arquitectura nueva de núcleo que debería conferir más potencia por núcleo y otros cambios indeterminados, aunque se indica que tendría nuevas características de subida de frecuencias. También se indica que la memoria DDR4 a usar podría ser de mayor velocidad que los procesadores actuales.
Serían también los primeros que implementarían PCIe 4.0, y tendría veinte canales de este tipo. La conexión con el chipset, que sería la serie 500, se haría por un bus más ancho, un DMI 3.0 de ocho canales en lugar de los cuatro actuales. Eso también permitiría usar Thunderbolt 4 y por tanto compatible con USB 4.0. La conexión Ethernet integrada sería de tipo 2.5 Gb/s, y la wifi sería compatible con la 802.11ax.
El cambio más curioso sería la eliminación de las extensiones de protección de software (SGX) que han sido una fuente de problemas de seguridad para los procesadores de Intel en los últimos tiempos.
Vía: Videocardz.